La Audiencia Provincial de Valladolid es donde se celebra el juicio por el asesinato de Sara la menor de cuatro años que fue brutalmente asesinada en agosto de 2017. Este martes le ha tocado declarar a los forenses que realizaron la autopsia, quiénes confirman que la pequeña fue violada y sufrió una brutal paliza horas antes de morir
ICAL. Los médicos forenses que realizaron la autopsia al cadáver de Sara, confirmaron en la sesión de este martes del juicio que se sigue en la Audiencia Provincial de Valladolid, que pocas horas antes de su muerte, la pequeña fue violada y sufrió una brutal paliza, dado que presentaba múltiples heridas y hematomas recientes por todo su cuerpo, además de tener una uña del pie arrancada.
Los facultativos también señalaron que Sara, que fue sujetada por el cuello y zarandeada, murió por un traumatismo craneoencefálico producido por violentos y repetidos golpes en la cabeza. Además, descartaron de forma categórica que un golpe que la niña había sufrido en la sien el 28 de julio, cinco días antes de su fallecimiento, tuviera algo que ver con el fatal desenlace.
En una larga declaración a puerta cerrada y en la que los médicos forenses se ayudaron de numerosas fotografías para explicar las lesiones que presenta el cuerpo de la pequeña, los facultativos también explicaron que también encontraron alrededor de la boca de Sara pequeñas heridas causadas por uñas y que suelen producir cuando el agresor intenta tapar la boca de la víctima.
Además, los forenses indicaron que la niña presentaba el síndrome del niño apaleado, dada la cantidad de hematomas y heridas que presentaba por todo el cuerpo, desde la cabeza hasta la manos y los pies, donde sufrió violentos pisotones y donde tenía heridas en casi todas la uñas y una arrancada, pasando por todas las extremidades. También encontraron en el cuello de la pequeña un hematoma que podía corresponder a un agarrón previo al zarandeo que sufrió, así como heridas sangrantes en los pulmones fruto de golpes en la espalda.
Los médicos también explicaron que encontraron heridas en la vagina y dos pequeñas fisuras en el ano fruto de un intento de penetración y explicaron que el hecho de que no se encontraran en el cuerpo de la pequeña ni restos de semen ni de ADN del acusado, responde a que no hubiera eyaculación o a que la agresión sexual fuera cometida con un objeto o con un dedo. A su vez, indicaron que también encontraron hematomas en la pelvis y en el abdomen que pudieron ser ocasionados en un intento de abrirla las piernas.
Psicólogas
En la sesión también declararon como peritos dos psicólogas que mantuvieron entrevistas con los dos acusados y que coincidieron en señalar que ninguno de los dos presenta ningún tipo de enfermedad metal.
No obstante, sí presentaron a Roberto H.H. como una persona dominante, fría, controladora, egocéntrica, con nula sensibilidad y sin capacidad para soportar la frustración. En este sentido, una de las doctoras apuntó que en una ocasión el acusado le dijo que «si volviera a nacer haría exactamente lo mismo».
Por su parte, respecto a Davinia, se refirieron a ella como una persona con una extrema dependencia de las personas con las que había mantenido relaciones sentimentales y que en todo momento intenta ofrecer una imagen mejorada de sí misma, dado el miedo que padece a ser rechazada. A su vez, también indicaron que una vez en la cárcel tuvo pensamientos suicidas al ver que sus amigos y su familia se habían olvidado de ella, por lo que tuvo que medicarse por una crisis ansioso-depresiva.
Además, también explicaron que Davinia, que durante su infancia sufrió malos tratos por parte de su padre y de su hermano, agresiones que también recayeron sobre su madre, siempre manifestó su inocencia y aseguró que «todo era una mala interpretación de los hechos».