Unas grabaciones probarían el amaño del partido del Valladolid y el Valencia de la última jornada de Liga con la implicación de siete jugadores del conjunto blanquivioleta, según recogen las transcripciones de las conversaciones que están en poder de la Policía que este martes publica El Mundo. En ellas, Carlos Aranda, uno de los implicados en la denominada operación Oikos, alude a que “había siete jugadores comprados, nada más” y donde se dice que “gana primera y segunda parte el Valencia, ¿vale?”. Y así fue.
El titular del Juzgado de Instrucción número cinco de Huesca tiene en su poder seis meses de intervenciones telefónicas a los principales implicados en la trama de amaños. Según El Mundo, la tesis de la investigación, asumida por el instructor es que “el resultado pactado fue la victoria del Valencia en la primera parte y la victoria final del mismo equipo, pronóstico éste que efectivamente se cumplió con la ayuda de jugadores del Valladolid”. Por su parte, “Carlos Aranda y Raúl Bravo hicieron apuestas deportivas en la línea con el resultado previamente pactado”.
El presunto amaño habría sido realizado “de forma concertada con Borja Fernández”, capitán del Valladolid, a cambio de un pago que, según la documentación judicial, estaría pendiente de realizarse o de acreditar con pruebas.
El instructor destaca este encuentro “por su trascendencia” por encima de otros que fueron alterados por la trama, como el Huesca-Nástic de la temporada 2017-2018, y atribuye el plan supuestamente delictivo a Aranda y al también ex futbolista Raúl Bravo. Ambos, según la tesis del juez, se lucraban realizando apuestas millonarias al conocer de antemano el resultado y repartían los beneficios entre los jugadores que se habrían dejado perder.
El juez sitúa como pieza clave a la hora de “condicionar” y “predeterminar” el presunto amaño del partido Valladolid-Valencia al ex capitán del equipo pucelano, Borja Fernández, quien disponía, a juicio del instructor, de una “posición privilegiada para proponer e influir sobre todos o algunos jugadores”.
El juez estima que Bravo, que se reunió con el entonces capital del Valladolid dos días antes del presunto encuentro amañado en el bar Corinto, propiedad de Borja Fernández, ya mantuvo en enero “una reunión en las oficinas del club, sin que se haya conocido el resultado”. La investigación también acredita una reunión entre Borja Fernández “con varios jugadores de la plantilla del Valladolid” en casa de uno de ellos, Keko, para coordinar el amaño del encuentro, unas gestiones que, según declaran los cabecillas en estas conversaciones, atribuirían al capitán del Valladolid unos ingresos de 50.000 euros.