Lo ecológico gana terreno y supera las 50.000 hectáreas en Castilla y León, 22.000 más que hace cinco años. El número de explotaciones ganaderas casi se ha duplicado, con especial incidencia en el caso de la apicultura, la puesta de huevos y la carne de ovino
ICAL. Lo ecológico sigue experimentando una tendencia al alza, o al menos así lo dicen los datos, que cifran en más de 50.000 las hectáreas de agricultura ecológica en Castilla y León el año pasado, casi 22.000 más que hace solo cinco años, o lo que es lo mismo, un 76 % más. Esta tendencia alcista no solo se observa en la agricultura, sino también en la ganadería, que prácticamente ha duplicado el número de explotaciones en la Comunidad en ese mismo periodo, hasta alcanzar las 107.
El número de productores agrarios también aumentó de manera considerable en el último lustro en la Comunidad, al pasar delos 557 de hace cinco años a 870 del año pasado.
Dentro de los cultivos permanentes de la agricultura ecológica, que alcanzan las 6.455 hectáreas, cabe destacar las 5.054 hectáreas de viñedo que se alcanzaron el año pasado, seguida de las 767 de frutos secos, las 149 hectáreas de bayas cultivadas y las 32 hectáreas de frutales. Por último, en lo que a los pastos permanentes se refieren, que en 2018 llegaron a las 13.079 hectáreas, la gran mayoría (12.635) correspondió a pastos y praderas y 443 hectáreas a dehesa.
Por provincias, los mayores incrementos de superficie se dieron en los casos de Valladolid (6.404 hectáreas), Salamanca (4.582) y Zamora (3.426). En el caso de Soria alcanzó las 2710 hectáreas, las 2.294 en Burgos o las 909 en León. Por el contrario, se quedaron en 758 hectáreas más en Palencia, 55 en Segovia y 186 en Ávila. Con estas modificaciones, sigue siendo esta última la que cuenta con mayor superficie de este tipo de cultivos (12.625), seguida de Valladolid, con casi 10.000 y ya de lejos por Salamanca (5.195 hectáreas) y Burgos (5.153).
La ganadería también crece
La ganadería ecológica va ganando peso también como evidencia el hecho de que el número de explotaciones de este tipo prácticamente se haya duplicado en los últimos cinco años hasta alcanzar las 107 frente a las 56 de 2014. En este caso es León la que parece estar apostando más por esta ganadería, con 27 explotaciones, seguida de Ávila, con 19; y de Zamora, con 16. Segovia alcanza las once, diez Burgos, hay siete en Valladolid, seis en las provincias de Palencia y Salamanca, y cinco en Soria.
Según los datos del Ministerio, el mayor número de explotaciones en Castilla y León corresponden a la apicultura, con 34, se contabilizan 24 explotaciones de carne de bóvidos, seguidas de las de gallina de puesta, con 16, o las siete de ovino de carne.Con estos datos, es fácil adivinar que paralelamente ha crecido también la producción ecológica. Si llamativo es el aumento en el número de colmenas, también lo es el de su cosecha, que casi se ha multiplicado por ocho hasta superar las 436 toneladas; o las docenas de huevos, que han pasado de las 61.675 del año 2014 a los 11,7 millones del año pasado. Especial atención requiere también la leche cruda de cabra, que se ha multiplicado por cinco, hasta las 350 toneladas, o la producción de carne, que ha pasado de las 121 toneladas a las 400 del año pasado.
Un crecimiento alentador
En el sector están especialmente satisfechos con estos datos en lo que supone un crecimiento «alentador» además de «bastante amplio», que es apreciable en «todos los sectores», con especial incidencia en algunos como la apicultura. Después de «muchos años de actuación», según explicó a Ical el presidente del Consejo de Agricultura Ecológica de Castilla y León, Juan Senovilla, se han superado las 50.000 hectáreas de superficie, un buen dato acompañado por otros como los 1.300 operadores de la comunidad o los 300 transformadores.
Senovilla atribuye este crecimiento a la «gravedad» de la coyuntura, porque Castilla y León ha perdido una «ventaja» que tenía respecto a otros territorios, que era la disposición de suelos «más vírgenes y menos contaminados», señaló. «Esa ventaja la hemos perdido y eso ha motivado que la conciencia también se haya activado», declaró el presidente del Consejo de Agricultura Ecológica, quien lamentó el deterioro medioambiental «patente» que ha llevado a una mayor concienciación de la importancia de la salud de las personas.
Para Senovilla, la «solución» pasa por la agricultura y la ganadería ecológicas que, a pesar de las «sombras» que quieran poner y los «matices» que se quieran hacer es «la única que puede garantizar sostenibilidad y ausencia de tóxicos», explicó. Aunque el crecimiento de la actividad ha sido continuado, en el último año «se ha intensificado» y se apreciado que incluso los consumidores están dispuestos a pagar un mayor precio y a «moverse más lejos» para localizarlo.
Buena respuesta ciudadana
La buena respuesta que están ofreciendo los ciudadanos a los productos de agricultura y ganadería ecológica «está animando a la gente» y también está impulsando el «espíritu emprendedor» que llevan «en el ADN» los profesionales del sector. Este tipo de actividad cuenta con miembros de todas las edades en lo que está siendo una «reorientación» en las incorporaciones, tanto de jóvenes, como de muchas mujeres.
Precisamente los jóvenes han encontrado en la agricultura ecológica «una redignificación» del sector agrario teniendo en cuenta que dispone de unos valores «muy importantes y muy reconocibles» por la sociedad, como son la calidad de los alimentos, el respeto al medio ambiente o el bienestar animal.
Sin embargo, quienes ahora tienen que asumir la responsabilidad, una vez vista la respuesta ciudadana, son «quienes tienen la potestad para decidir» porque en Castilla y León se tenía el «privilegio» de contar «con los suelos que teníamos» y ahora su situación es «parecida a otros puntos y ya no tenemos esa ventaja», lamentó.