Pedro Sánchez tras la encuesta del CIS: «Es posible desbloquear la situación en España»

“La España vacía tiene mi compromiso y pido su confianza para tener un horizonte de estabilidad”, dice
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Pedro Sánchez durante la entrevista. (Foto: ical)

L.M.T. / E.G./ ICAL

El presidente en funciones del Gobierno y candidato del PSOE a la reelección, Pedro Sánchez (Madrid, 1972), recorre estos días buena parte de la geografía de Castilla y León ante el proceso electoral del próximo 10 de noviembre y traslada su “compromiso” con la España vacía. Pide sin tapujos su “confianza” en las urnas para tener un horizonte de estabilidad en el que poder desarrollar sus políticas en financiación, conectividad a Internet e infraestructuras. El secretario general del PSOE valora la encuesta publicada hoy por el CIS y afirma que refleja la posibilidad de desbloquear la situación en España. En cuanto a los posibles pactos, indica que “no le daría mucho valor a la palabra del señor Rivera” y apela a preservar la orientación política del voto de los españoles, aunque asume que habrá elementos de Estado en los que deberán entenderse con el resto de fuerzas políticas. Con todo, anuncia que tras las elecciones propondrá a los actores políticos que “esta sea la última vez que los españoles, cuando son convocados a las urnas en unas elecciones generales, vean la amenaza de una repetición electoral”. El cuanto al tema catalán, carga contra los últimos siete años del gobierno de Mariano Rajoy, que fue una “factoría de independentistas” y asegura que la violencia responde a la pérdida de capacidad movilizadora del independentismo.

 

¿Qué le ha llevado a visitar prácticamente todas las provincias de Castilla y León en estos días?

En muchas ocasiones, cuando se hace un análisis por parte de los periodistas en Madrid, se olvidan de que no hablamos de una sola elección, sino de 52 elecciones, cada provincia elige a sus representantes. El 28 de abril el PSOE obtuvo un resultado muy positivo en Castilla y León y aspiramos a liderar y ser primera fuerza política en Palencia.

Hoy ha salido el CIS, que enmienda prácticamente a todas las encuestas vistas hasta el día de hoy. Si esos resultados se cumplen, ¿le valdría con pactar con Unidas Podemos o con Cs?

Respeto todas las encuestas, no critico ninguna porque creo que todas arrojan algo de información a los líderes políticos. Esta tiene la particularidad de que son 18.000 entrevistas, no hay ninguna con ese tamaño de muestra, y son entrevistas presenciales, con lo que la fiabilidad es mayor. A mi juicio, la encuesta dice que es posible desbloquear la situación en España, abordar un clima de estabilidad con un Gobierno fuerte y eso solo es posible si el 10 de noviembre quienes ya están decididos y quienes están indecisos unimos todas las fuerzas en torno a un único proyecto político que puede garantizar el desbloqueo, la estabilidad y la fortaleza de un Gobierno.

Se cuestiona de esa encuesta el periodo en el que se realizaron las preguntas porque no se tomaron en cuenta dos elementos importantes: la sentencia del Supremo y la exhumación de Franco. Encuestas posteriores hablan de un estancamiento del PSOE.

Algunas encuestas ya decían eso incluso antes de esos hechos. Si uno mira a ese desafío que tenemos por parte del independentismo en Cataluña, o el enfriamiento de la economía internacional o las consecuencias para una tierra como Castilla y León en el horizonte de la negociación que tenemos que abordar con la PAC en el marco europeo, creo que es importante que haya un Gobierno fuerte. En estos últimos meses y años, España se ha chocado constantemente contra el muro del bloqueo político, de la inestabilidad y la provisionalidad, lo que nos ha llevado a esta repetición electoral, la segunda en este mismo año, y creo que es importante de una vez por todas resolver el desbloqueo. Hay amenazas, de las que hemos alertado desde el Gobierno de España en los últimos meses, singularmente la del enfriamiento de la economía internacional y también la del Brexit; y por otro lado tenemos desafíos propios de nuestro tiempo que tienen que ver con la revolución tecnológica y el impacto que puede que tener en el empleo; la transición ecológica, que tiene que ser justa para comarcas que están encardinadas en Castilla y León; y todo lo que tiene que ver con el empleo, su calidad y el sostenimiento de nuestro sistema público de pensiones. Creo que es importante que todos seamos conscientes de que el 10 de noviembre es decisivo ir a votar y que el 11 de noviembre los actores políticos ya no tengan ninguna excusa para bloquear la formación de un Gobierno en nuestro país.

La experiencia dice que hay una tendencia al bloqueo de los actores políticos y las encuestas apuntan a ello. Incluso en funciones, ¿el Gobierno puede plantear algún tipo de salida legal a los bloqueos?

En funciones no se puede, porque se necesitan unas modificaciones legislativas que requieren de un Parlamento con plenas capacidades. Lo que voy a proponer a los actores políticos después del 10 de noviembre es que esta sea la última vez que los españoles, cuando son convocados a las urnas en unas elecciones generales, vean la amenaza de una repetición electoral, porque eso desgasta a nuestro sistema institucional y sobre todo cuando no había una alternativa de Gobierno al PSOE. Es evidente que si PP, Cs y la ultraderecha hubieran podido sumar, estarían gobernando y lo que decidieron fue bloquearlo al no sumar. Necesitamos un Gobierno fuerte y un equipo y un proyecto político, y si uno mira alrededor del PSOE encuentra que con unos intereses u otros, el resto de partidos está que el Gobierno que salga de las urnas sea lo más débil posible, que es justo lo último que necesita nuestro país. Ahí están los independentistas, que lo que quieren precisamente es un Gobierno débil, ahí está la derecha que quiere un PSOE débil para no poder abordar los desafíos que tenemos en nuestro país. Es sorprendente ver a una pretendida izquierda que durante los últimos cuatro años lo que ha hecho es obstaculizar, paralizar y bloquear la formación de un Gobierno del PSOE.

Usted descarta una coalición con los partidos constitucionalistas. Rivera incluso ha dado un giro y ha dicho que estaría dispuesto a pactar si se repiten las cosas..

El señor Rivera dice una cosa y luego hace la contraria. Vino aquí a regenerar la vida democrática del país y en cambio en Castilla y León ha apuntalado al PP, que lleva treinta y tantos años gobernando esta tierra y sobre el que pesan algunas sombras de duda sobre casos de corrupción que ahora están siendo investigados en los tribunales. Creo que el señor Rivera se ha convertido en un actor más del bloqueo político, no le daría mucho valor a la palabra del señor Rivera.

¿Ustedes se plantearían revisar los pactos de coalición que existen en algunas comunidades, como es el caso de Castilla y León, donde ustedes fueron la fuerza más votada?

La particularidad del señor Rivera y del partido del señor Rivera es ser una organización que en lugar de vetar a la ultraderecha, veta al PSOE y se apoya en la ultraderecha para encaramarse a distintas instituciones. Creo que es un error que está pagando ahora mismo el señor Rivera, no solo por el bloqueo que ha hecho al único gobierno posible, sino también porque hay muchos electores que no tiene ningún problema en que haya un gobierno de centro izquierda o de centro derecha, pero no esta inestabilidad, y sobre todo dar una influencia mayor a la que han dado los ciudadanos a la ultraderecha, que tilda poco menos que de historia criminal a la historia del PSOE, que banaliza y frivoliza sobre la violencia de género y que hoy por hoy tiene mucha capacidad de influencia como consecuencia de que PP y Cs saben que la única forma de gobierno que pueden tener alternativa a la del PSOE es apoyarse en la ultraderecha.

Y con Casado, ¿habría alguna posibilidad de que fuese una opción antes que los partidos nacionalistas con los que usted ha pactado?

Los españoles, cuando votan, sobre todo votan una orientación política, qué respuesta dar a los desafíos que tenemos por delante. Eso es bueno preservarlo, cuestión distinta es que haya elementos en los que tengamos que entendernos con otras fuerzas políticas, en este caso en el espacio de la derecha. Sería bueno que en cuestiones que están en manos de las comunidades, como es el caso de la educación, pudiéramos llegar a articular un acuerdo entre las formaciones; sería bueno tener una política exterior que fuera concebida como una política de Estado. Hemos llegado a acuerdos en la lucha contra el terrorismo, en la lucha contra la violencia machista, pero desgraciadamente en lo que representa esta crisis de convivencia que se está viviendo en Cataluña, a diferencia de lo que hizo el PSOE cuando el PP gobernaba y tuvimos que vivir los sucesos del 1 de octubre de 2017, lo que hoy vemos es que PP y Cs no están apoyando al Gobierno de España, y eso lo lamento, porque se puede ser oposición, pero hay elementos en los que se puede ser oposición y a lo mejor no apoyar al PSOE como Gobierno, pero sí al Estado.

Se ha referido a la educación en el conjunto de pactos con el PP. ¿Se plantea alguna demanda o reivindicación de recuperar algún tipo de competencias o trabajar para que el peso del Gobierno central en la gestión educativa sea mayor?

No creo que tengamos que recentralizar competencias, probablemente tengamos que reordenar alguna de esas competencias, pero no recentralizar. El Estado Autonómico y muchas de las competencias que ahora están en manos de las comunidades son multiplicadoras de oportunidades, probablemente un Estado centralista llevaría acarreado menos opciones de poder contemplar la diversidad de cada provincia de lo que representa el Estado Autonómico. Eso no significa que no haya disfunciones, que las hay hasta incluso en el ámbito sanitario. Ahora tendremos que abordar en esta legislatura la financiación autonómica, y habrá comunidades del PSOE y del PP que defiendan intereses muy dispares, pero esa es la política y el país que tenemos. Uno de los grandes aciertos de la Constitución de 1978 ha sido precisamente saber conocer la diversidad territorial de nuestro país. Cuestión distinta es que, en este caso el independentismo, haya abusado y quebrado esa confianza y haya sido desleal con un orden constitucional que ha reconocido por primera vez en España la diversidad territorial con todas sus consecuencias.

Podemos ha votado cuatro veces en contra de su Presidencia, pese a eso, ¿seguirá siendo socio preferente en las negociaciones que pueda abrir el PSOE?

Podemos dice que el PSOE quiere pactar con el PP; el PP, ayer lo dijo y me pareció absolutamente surrealista, que tengo un pacto con la ultraderecha; y Ciudadanos que quiero pactar con los independentistas y los podemitas. El plan Sánchez es el plan del PSOE, es tener un gobierno progresista, coherente y estable. Es lo que vamos a hacer. ¿En ese horizonte de gobierno progresista habrá políticas que queramos sacar adelante con Unidas Podemos vinculadas por ejemplo con la justicia social?, pues sin duda alguna estamos mucho más cerca de ellos que del PP. En otras cuestiones es evidente que no estamos en la misma onda que Unidas Podemos, por ejemplo en cómo abordar la crisis de Cataluña. Ahí estamos más en el eje de partidos que defienden la Constitución y el Estado Autonómico. Habrá cosas que sí y otras que no. La aspiración del PSOE es tener un gobierno fuerte, progresista, y tener un fórmula de gobierno muy parecida a la de los últimos quince meses, que creo que ha sentado bien a España. Un gobierno abierto, con la incorporación de independientes de reconocido prestigio que están haciendo un trabajo extraordinario. El juez Marlaska, que es el ministro del Interior, ha hecho una labor extraordinaria de coordinación y cooperación con los Mossos d’Esquadra y para garantizar en esta situación tan inédita en Cataluña el orden público.

¿Consideran como señalan algunos que la exhumación de los restos de Franco ha dado alas a los resultados de Vox?

No lo creo. Está por ver el resultado electoral que tienen. La ultraderecha en nuestro país siempre ha existido. Hay ciudadanos muy conscientes de lo que representaba la ultraderecha en la Transición democrática, ahí estaba Blas Piñar y Fuerza Nueva. Siempre ha habido sociológicamente una ultraderecha, que luego fue asimilada por el PP y que hoy tiene su propio partido político. Siempre ha existido. Lo que me más me ha llamado la atención de estos últimos meses, sobre todo después del 26 de mayo, pero ya lo empezamos a ver en las elecciones andaluzas el pasado 2 de diciembre, es que un partido político con un resultado electoral razonable en el sentido de que es un diez u once por ciento, pues de repente se ve con un poder de influencia mucho mayor del que los propios españoles le han dado con el voto. Se ve que desde el punto de vista discursivo del espacio derechista en nuestro país, ha colonizado prácticamente todos los espacios y eso tiene mucho que ver con el error de los pactos de gobierno hechos por PP y Ciudadanos. Al final, el que juega con fuego se quema.

¿La exhumación ha sido un acto electoralista?

Para nada. Incluso cuando me dicen si ha podido beneficiar o no. Es una gran victoria de la democracia española. Si hubiese sido por mí, desde luego lo dijimos en un Consejo de Ministros al principio de verano, se hubieran exhumado los restos del dictador el 10 de junio. Estamos un en un Estado social y de democrático de derechos. La familia del dictador ha tenido múltiples recursos y contrarecursos presentados ante el Supremo, ante el Constitucional, parece que quieren llevar el caso a Estrasburgo, al Tribunal de Derechos Humanos. Los tiempos los ha marcado la justicia, porque ha judicializado el expediente administrativo la familia Franco. Nosotros dijimos: ‘En el momento en el que se pueda hacer lo haremos, ni un día antes ni uno después’, y ese fue el 24 de octubre.

¿Cree que los incidentes de Barcelona influirán en el voto del 10 de noviembre?

Creo que en la crisis de convivencia en Cataluña debemos elevar la mirada, porque estamos hablando de un desafío que trasciende la acción de un solo gobierno, afecta al propio ser de la nación española, en el sentido de que hay una minoría que quiere imponer su proyecto político a una mayoría de catalanes que no quieren irse de Cataluña. Siempre digo que las primeras víctimas del independentismo en Cataluña son los propios catalanes y sobre todo aquellos que no comparten la hoja de ruta y la agenda política del independentismo catalán. Lo vimos el domingo pasado, se ven apartados, no reconocidos por el independentismo catalán que tiene ahora una mayoría parlamentaria que le permite gobernar. Debemos elevar la mirada, que significa ser conscientes de que la solución exigirá primero del diálogo y del encuentro entre los catalanes. El señor Torra me critica que no le respondo las llamadas, y le digo que haga, antes de hacer una llamada de tarifa interurbana, es decir, Barcelona-Madrid, llamadas de tarifa urbana, es decir, que hable con los líderes políticos de las otras formaciones, con PSC, Ciudadanos y PP y los Comunes, porque no lo está haciendo. Se necesita el concurso de las fuerzas constitucionalistas en el diálogo en Cataluña y también en España. El impacto que pueda tener esta crisis en el proceso electoral del 10 de noviembre, lo decidirán los españoles.

¿Cómo se ha llegado a esta situación tras años de convivencia?

Creo que lo más importante es ser conscientes de que durante los últimos siete años, el PP al frente del Gobierno de España ha sido una máquina, una fábrica de hacer independentistas. Menos mal que estamos gobernando la situación, porque si estuvieran Casado, Rivera o Abascal o Abascal, Rivera y Casado o Rivera, Abascal y Casado, me da igual porque tanto monta monta tanto, no sería una fábrica de hacer independentistas, sería una factoría de hacer independentistas. Si algo quiere el independentismo en Cataluña es tener al frente del gobierno de España a la derecha y no al PSOE.

¿ Cree que se pueda vivir una situación de violencia como en el País Vasco y que se enquiste?

El radicalismo del independentismo ha ganado más presencia en función de como ha ido disminuyendo su capacidad de movilización. El discurso de la violencia no es más que la resultante de un independentismo atrapado por sus propias mentiras. El independentismo ha fracasado como proyecto político, debe hacer una lectura autocrítica de lo que ha ocurrido. A partir de ahí, sólo cabe volver a la vía legal, la estatutaria, reconocer a la mayoría de catalanes que no quiere la independencia y volver a propiciar un encuentro entre las dos cataluñas. Una de las grandes diferencias de lo de hace dos años a lo que ha ocurrido ahora, si uno mira desde fuera, es cómo nos ven los medios de comunicación internacionales y el mundo. A España la ven como es, un país progresista, diverso, tolerante, incluyente, integrador, abierto, solidario, es un país con una democracia sentada, de calidad, que está sufriendo un movimiento reaccionario, en la forma del independentismo, que debemos combatir con las armas de una estado social y democrático de derecho. La democracia es mucho más fuerte que el independentismo. Esa es la gran garantía de que al final de esta crisis de convivencia también se saldrá y la sociedad catalana volverá a encontrarse. Al final los extremismos y los radicalismos y la violencia, representarán una minoría en una sociedad de bien.

¿Si no entrega la justicia belga a Puigdemont, las relaciones con este país se verán afectados?

Hay que ir paso a paso, hay que esperar a la resolución del procedimiento de extradición y en este caso de la euroorden para poder tomar las decisiones que se deba. El Gobierno tiene contempladas todas las opciones como es su deber y su obligación.

¿Un mensaje para la España vaciada?

Primero, compromiso y, segundo, la petición de la confianza para tener un horizonte de estabilidad. Hemos aprobado en 15 meses la estrategia de lucha contra la despoblación y el reto demográfico que el señor Rajoy se comprometió en una conferencia de presidente de 2015 a aprobar, pasaron tres años y tuvimos que llegar nosotros y en 15 meses para poder abordar esa estrategia. A partir de ahora, necesitamos tiempo, estabilidad, poder aprobar unos presupuestos, tener una mayoría parlamentaria que nos garantice que muchas de las medidas que se necesitan en el ámbito de financiación, conectividad a Internet o infraestructuras se puedan poner en marcha. España necesita, no entrar en una dinámica de elecciones y elecciones y elecciones cada año o cada dos. Necesitamos un horizonte de cuatro años. A los indecisos que no saben qué hacer, se preguntan si ir o no y si su voto tiene valor porque al final se puede imponer de nuevo el bloqueo, les digo que es importante que vayan a votar, porque necesitamos tener un gobierno fuerte y acabar con esta etapa de provisionalidad. No tengo ningún problema en que haya uno, dos tres cuatro, veinte o 50 partidos, nos jugamos el 10 de noviembre sólo dos opciones, si queremos que España avance en un horizonte de estabilidad o que se vuelva a sumir en un horizonte de bloqueo. Creo que España no se merece lo segundo y si se merece lo primero.

¿Y para todos los españoles ante las nuevas votaciones?

Creo que lo más importante para los españoles es que el próximo 10 de noviembre, cuando vayan a votar, sean conscientes de que tengan todas las garantías de que no va a haber repetición electoral, de que no se va a imponer el bloqueo. Lo que tenemos que hacer es romper el muro del bloqueo, garantizar estabilidad y un gobierno fuerte. Ni son menores, ni son débiles el número de desafíos y las amenazas que tenemos por delante como sociedad. Tener un gobierno provisional para los desafíos que tenemos por delante, el orden de convivencia en España, el enfriamiento económico internacional, la negociación de la PAC o la repoblación, y otras tantas cuestiones que tenemos encima dela mesa nos harían perder muchísimas energías y mucho tiempo que es precioso.

 

 

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