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El ganadero de vacas lecheras es una especie en extinción en Castilla y León

Castilla y León pierde casi 6.000 ganaderos de vacuno de leche en los últimos 20 años y por primera vez se sitúa por debajo del millar
Ricardo Ordóñez / ICAL. Vacas lecheras de la granja de Pascual, en Burgos.

 

El precio de la leche apenas varió a lo largo de todo el año pasado en la Comunidad lo que, según los ganaderos, hace “materialmente imposible” recuperar profesionales en un sector en caída libre      

 

ICAL. Los bajos precios y la situación que en general viven los profesionales del campo en los últimos años, les han llevado a ser noticia estos días por sus protestas en diferentes ciudades españolas. Castilla y León no solo no se mantiene al margen, sino que es una de las comunidades más afectadas, y así lo dicen las cifras, que en el sector del vacuno de leche no resultan, una vez más, nada halagüeñas. Aunque el precio de la leche de vaca apenas experimentó variación en el último año, el colectivo sigue perdiendo efectivos, en concreto 79 en 2019, y se sitúa ya por debajo del millar, lejos de los más de 6.600 productores de principios de siglo, por no hablar de los casi 41.000 con los que contaba la Comunidad en 1987.

La producción a pérdidas por el bajo precio que reciben los productores por la leche parece ser la causa principal de este descenso, cada vez más preocupante. Desde la Unión de Campesinos de Castilla y León (UCCL), su responsable de vacuno de leche, Adoración Martín, auguró que en lo que los precios se mantengan en estos niveles resultará «materialmente imposible» que pueda elevarse el número de productores, aunque estimó que podría «suavizarse la merma» si el precio de la leche fuera «el que corresponde».

En declaraciones a Ical, Adoración Martín reconoció que bajas «siempre va a haber», en especial en un sector «envejecido» como es el ganadero, pero apostilló que hay un amplio porcentaje de profesionales de la ganadería que decide no continuar, no por jubilación, sino «por la asfixia que tienen».

El precio se mantuvo el año pasado en niveles bajos en Castilla y León, de forma casi idéntica a la media nacional, y lejos de los 0,45 euros por litro que se pagó por la leche a final de año en Canarias, así como por debajo de los casi 36 céntimos por litro que se abonaba a los ganaderos de Madrid o Castilla-La Mancha, o los más de 35 céntimos de los productores de leche de vaca de Asturias, Extremadura o Comunidad Valenciana.

Ganaderos y precio de la leche. Infografía. ICAL

En el caso de Castilla y León, el precio de la leche de vaca comenzó el año en 0,334 euros por litro, y experimentó caídas de forma continuada hasta registrar en julio el precio más bajo del año, con 32 céntimos por litro. Pese al repunte del mes de noviembre hasta los 0,342 euros, cerró diciembre casi de la misma forma en la que empezó el año, con un precio de 0,339 euros, frente a los 0,338 de la media nacional.

Sin un gran incremento de los precios, como vienen pidiendo las organizaciones agrarias desde hace años, también se están cumpliendo sus previsiones en cuanto al descenso de efectivos en el sector, que en Castilla y León cerró el año con un total de 998 frente a los 1.077 de principios de año. En este sentido, la Comunidad fue la quinta que experimentó una mayor pérdida porcentual de ganaderos, con un descenso del 7,3 por ciento a lo largo del año, y la tercera en términos absolutos, por detrás de Galicia y Asturias.

Lo que resulta llamativo es que, a pesar de este descenso, el aumento de producción de leche fue casi generalizada el año pasado en todas las comunidades autónomas, aunque en el caso de Castilla y León fue mínimo, al pasar de las 77.130 toneladas de principios de año a las 77.139 toneladas contabilizadas en el mes de diciembre, según los datos de las declaraciones obligatorias del sector vacuno de leche publicadas por el Fondo Español de Garantía Agraria (Fega).

Ricardo Ordóñez / ICAL. Vacas lecheras de la granja de Pascual, en Burgos.

«Como organización lo valoramos con sorpresa», declaró Martín, quien se preguntó cómo es posible producir a pérdidas y hacerlo de manera «descomunal» hasta el punto de incrementar la producción «por el afán de crecer». De hecho, confirmó que hay profesionales que están apostando por incrementar el número de vacas con las que cuentan, desde 100 hasta 200 o 500 en algunos casos con el fin de «abaratar costes fijos» como el de la seguridad social o los de producción, aunque hay otros como el de la alimentación que sí que aumentan y que suelen suponer entre el 60 o 65 por ciento del coste de la actividad. «Los cereales están ahora en una tarifa plana, pueden repuntar un poco pero luego bajan», explicó.

Aunque lícito, esta forma de actuar está llevando a «perder la esencia de lo que es la agricultura y ganadería familiar» para dirigirse a unos modelos en los que se está «perdiendo el norte» en lo que a se ha entendido siempre por explotación familiar.

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