Este fin de semana comienza el horario de verano, que supone adelantar una hora los relojes para aprovechar mejor la luz solar por las tardes. Es decir, en la madrugada del domingo, 25 de marzo, a las dos de la madrugada serán las tres.
Este cambio horario es parte de la directiva europea que afecta a todos los Estados miembros de la Unión.
La directiva obliga a aplicar un régimen horario de verano y un calendario común para las fechas y horas a las que debe comenzar y finalizar dicho horario para todos los Estados miembros. No existe la posibilidad de excepción que permita a un Estado miembro no aplicar el régimen de la hora de verano.
Según un estudio realizado por la Comisión Europea, esta medida tiene impactos positivos no solo sobre el ahorro energético sino sobre otros sectores como el transporte, las comunicaciones, la seguridad vial, las condiciones de trabajo y los modos de vida, la salud, el turismo o el ocio. No obstante hay otros estudios que indican que suele generar cansancio entre la población, mientras se adapta.
El cambio horario se remonta a la década de los 70, cuando se produjo la primera crisis del petróleo y algunos países decidieron adelantar sus relojes para poder aprovechar mejor la luz natural del sol y consumir así menos electricidad en iluminación.