Las localidades salmantinas integradas en las cuatro zonas básicas de salud a las que el Gobierno de España dio este viernes, 8 de mayo, el visto bueno para pasar a la fase 1 de la desescalada, viven la cercanía de la nueva situación con una mezcla de alegría, responsabilidad e incertidumbre.
Carlos Tabernero / ICAL
Así se desprende de las declaraciones realizadas a Ical por los alcaldes de los principales pueblos de estas zonas, que congregan a más de 9.000 vecinos a los que piden “prudencia y continuar haciendo las cosas bien, como hasta ahora”, así como “que no venga gente de fuera” que pueda hacer crecer un número de contagios que, durante los últimos 7 o 14 días, se mantiene al mínimo.
Tal es el caso de Lumbrales, localidad más poblada de la zona más avanzada con 0 contagios durante las últimas dos semanas, y cuyo alcalde, Carlos Pedraz, destaca que ese dato muestra que “se han hecho las cosas bien desde el principio”. No obstante, en Lumbrales “se tomaron medidas restrictivas de confinamiento días antes de que las decretase el Gobierno”, lo que sumado a “la perfecta manera en que los vecinos han respondido”, ha dado como resultado el paso a la fase 1, que el pueblo vive “con una alegría contenida”.
“Todos somos conscientes de la problemática que puede tener levantar el confinamiento y hacer una desescalada sin rigor, así como que venga gente de fuera”, señala Pedraz, quien por ello asegura que aunque en la localidad salmantina la gente está “contenta con la medida, porque poco a poco se va viendo la luz”, también son “muy cuidadosos y muy responsables con las medidas de control”.
En la misma tesitura se mueve el alcalde de Aldeadávila de la Ribera, Santiago Hernández, quien afirma que su política será “seguir el mismo criterio de control, prevención y distancia de seguridad” que se ha llevado a cabo durante los últimos dos meses, aunque desde el lunes “con un poquito más de libertad y de ocio”.
Precisamente Hernández confía en que esa nueva fase beneficie “a los bares y las tiendas” para que “no haya más pérdidas”, aunque reconoce que “la gente puede tener cierto miedo” aún a salir. Es por ello que el alcalde de Aldeadávila de la Ribera piensa que “aunque se está viendo con alegría, entiendo que también se cogerá con mucha responsabilidad por parte de la gente, de seguir haciendo las cosas bien, porque nos va mucho en ello”.
Las zonas más pequeñas
De entre todas las zonas básicas de salud de la provincia de Salamanca que recibieron el visto bueno para pasar a la fase 1 de desescalada, las dos más pequeñas son las encabezadas por Robleda y Miranda del Castañar. El alcalde de esta última, Juan Pablo Gutiérrez, afirma que al ser pocos, hay “muchas ganas de salir y verse con los familiares”. Sin embargo, también reconoce que hay muchos vecinos “preocupados por la incertidumbre de lo que pueda venir de fuera”.
Y es que el alcalde de Miranda del Castañar, localidad turística de la Sierra de Francia salmantina, señala que la gente del pueblo es “cauta y muy prudente, además de tremendamente solidaria”, como ha demostrado con la confección y donación de mascarillas y demás material de protección a los sanitarios del centro de salud del municipio. Sin embargo, también están “algo preocupados” por enfrentarse a «algo nuevo que ninguno sabemos cómo es”, por lo que pide ser “cautos e ir con pies de plomo” porque “no nos podemos permitir volver atrás”.
No obstante, también hay “ilusión” por el cambio de fase, como la hay en el municipio salmantino de Robleda, donde su alcalde, José Luis Varas, considera que, aunque el paso a la fase uno desde la cero “supone poco cambio”, sí invita a “mirar hacia adelante y avanzar cuando se han hecho las cosas bien”.
Y es que en esta pequeña localidad del oeste salmantino “se ha logrado reducir los contagios por desinfectar diariamente sitios clave de afluencia, como el centro de salud, la farmacia, la residencia y los comercios, y por estar siempre confinados”. Una labor que Varas agradece a los habitantes del pueblo y que confía en que cumplan “igual” durante la fase uno para “seguir avanzando en la desescalada”, porque “de poco sirve que los gobiernos quieran avanzar si la gente no acompaña”. “Esto es cosa de todos y debemos colaborar en ello por el bien común”, concluye.