“Restringiremos los puestos de libre designación, siendo el concurso la regla general de provisión de puestos de trabajo”, rezaba literalmente el punto 4 del pacto suscrito va a hacer ahora uno año por el PP y Ciudadanos por el que ambos partidos pasaron a gobernar en coalición la Junta de Castilla y León. Pero ya se sabe que una cosa es predicar y otra dar trigo o, si se prefiere, si te he visto no me acuerdo.
En febrero pasado, UGT cifraba en alrededor de cien las designaciones realizadas por el gobierno PP-C´s por el dedocrático sistema de libre designación (no confundir con las contrataciones de personal eventual “de confianza”, cuyo número se ha visto casi triplicado con relación a la etapa anterior). Con el agravante, denunciaba el sindicato, que ese centenar de nombramientos se habían basado en un Catálogo de Puestos Tipo (CPT) anulado por sentencia firme del Tribunal Superior de Justicia.
Pues bien, el goteo de “libres designaciones” -libérrimas, por mejor decir- no ha cesado ni en plena crisis de la Covid-19 y ha experimentado un fuerte repunte tras el relevo en la Consejería de Empleo e Industria, donde Ana Carlota Amigo ha entrado como elefanta en charrería, desalojando a todo bicho viviente que gozara de la confianza de su predecesor.
Y así tenemos que en el Bocyl de este miércoles Ana Carlota firma la convocatoria, no de una ni de dos, ni de tres, sino de hasta siete puestos de libre designación a cubrir en su consejería previo cese de quienes hasta ahora los ocupaban. Uno es el de coordinador de servicios de la Viceconsejería y los seis restantes están adscritos al Servicio Regional de Empleo (Ecyl). Llama la atención que, siendo la Gerente del Ecyl, Milagros Sigüenza, uno de los pocos altos cargos del equipo anterior que ha sobrevivido a la nueva consejera, dicho organismo se disponga a renovar a la vez hasta cuatro jefaturas de servicio, máxime en una situación laboral tan crítica como la presente.
La explicación no puede ser otra que la de una purga interna que trata de eliminar cualquier vestigio del anterior consejero, Germán Barrios, quien fue máximo responsable del Ecyl entre 2007 y 2013. Una purga ejecutada por Ana Carlota a instancias del viceconsejero David Martín, que, de comisario político colocado en su día por el sinuoso Francisco Igea para hacer la vida imposible al anterior consejero, ha pasado a ser el actual consejero en la sombra (no se olvide que era la opción A del vicepresidente para ocupar la vacante dejada por Barrios).