[dropcap]L[/dropcap]a política de viviendas en el Barrio Antiguo se apoyó en la ayuda a la rehabilitación. El Ayuntamiento aportaba a fondo perdido ayudas desde el 20% hasta el 100% del presupuesto. Se dieron tres tipos de ayudas, las más pequeñas suponían cantidades discretas, hasta 60.000 pesetas, e iban destinadas a pintura y revoco de fachadas, arreglos de tejados y cubiertas. Las ayudas medianas se dedicaban a los edificios en los que se iba a actuar en la estructura. Entre el 20 y el 50% de lo invertido era aportado por el Consistorio, siempre que no sobrepasaran las 250.000 pesetas. Se trataba de intervenciones en los muros, cimientos, vigas y forjados. Por último, los edificios catalogados con protección integral podían recibir hasta un millón de pesetas. Estas ayudas fueron mano santa para que los que todavía vivían en el Barrio Antiguo no se fueran, y para los que quisieron emprender la aventura de vivir junto a la Salamanca monumental se sintieran mucho más atraídos. El caso que recuerdo como más llamativo fue el del doctor Berges, joven pediatra entonces, que tuvo la valentía de ser pionero. Se fue a vivir con su familia junto a la catedral, cuando hacerlo era una osadía.
Solamente en 1984 se dieron 59 ayudas a la rehabilitación en la zona antigua. También recibieron estas ayudas los edificios catalogados por el Plan General. Se puso como requisito que la vivienda tuviera más de 40 años y que la ayuda se destinara a servicios higiénicos, calefacción o a evitar humedades. En 1985 las ayudas fueron 51 y las calles más beneficiadas fueron las del barrio Judío, las calles Libreros y Veracruz.
A pesar de que Salamanca mantenía en la década de los 80 seis mil viviendas vacías, el problema de familias sin hogar era asfixiante. En marzo de 1984 el Ayuntamiento adquirió más de diez mil metros cuadrados para construir bloques de viviendas sociales. El solar pertenecía a la Caja Laboral y Empresarial que estaba en suspensión de pagos, en lo que hoy llamaríamos concurso de acreedores. Los terrenos se encontraban entre el Alto del Rollo y el Puente Ladrillo. Toda aquella enorme superficie la adquirimos por 26 millones de pesetas, salió el metro cuadrado a 2.500 pesetas.
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