[dropcap]E[/dropcap]l 27 de noviembre de 1997, el Real Madrid perdió 1-0 en su visita al estadio del Rosenborg noruego en un partido de Champions. Casi 23 años han pasado desde ese histórico momento en el que Iker Casillas tuvo que abandonar raudo y veloz el instituto para embarcarse con el primer equipo blanco en su primera convocatoria en la otrora Copa de Europa.
Ahora, un 4 de agosto de 2020 anuncia de manera oficial su adiós al fútbol después de haber logrado más títulos con el Oporto, el último club de su vida deportiva, que le dio la oportunidad de seguir demostrando que sus guantes tenían muchas tardes de gloria que ofrecer.
Pero, el camino de la vida ha llevado a Iker Casillas a decir adiós 1.050 partidos después, con la saca llena de títulos de todos los colores, en el Real Madrid (el club de su vida), la selección española (su equipo para toda la vida) y un Oporto que le regaló muchos años de fútbol hasta que el infortunio se cruzó en su vida, truncando su carrera y viéndose abocado a dejar los guantes colgados fuera de un terreno de juego.
Para alguien que vivió bajo tres palos toda su vida debe ser complicado decir adiós desde la barrera, sin la posibilidad de una última estirada, un último golpe de reflejo, un último milagro del verdadero ‘santo’ del fútbol español.
“Hoy dejo atrás esos tres palos que me vieron crecer como portero, los que en cada momento me colocaron en mi sitio y me obligaron a mantener los pies en la tierra; esos tres palos a los que debo tanto y que seguro que echaré de menos. Y allí también os dejaré a vosotros, mis fieles aliados, allí colgará los guantes”. Así cerró su carta de despedida este mostoleño de 39 años al que la vida le ha golpeado duro, pero sus manos siempre han sido más duras que cualquier disparo, por muy abajo o ajustado que fuese; con agradecimientos y recuerdos se va de un deporte en el que “ha merecido mucho la pena estar”.
El mejor portero del mundo para muchos (criticado por otros) ha sido un modelo de jugador en el que muchos se fijaron; un servidor, el primero, quien nunca pudo demostrar de manera profesional una de sus pocas virtudes entre esos benditos tres palos. Dicen que todos los guardametas están ‘tocados’, locos… doy fe de ello; bendita locura. Y es que hay que ser poco cuerdo para sufrir un bombardeo constante de balones y críticas; y saber cómo despejar todas ellas.
Para alguien que ha crecido con sus paradas, sus intervenciones de ‘santo’, sus manos milagrosas y sus piernas eléctricas es duro, complicado y difícil despedir a un mito de este deporte que ha regalado títulos a Real Madrid, selección española y Oporto con su trabajo, no hay que escarbar más allá, no es el momento.
Pero que esa admiración también pase a dos niños de 4 y 7 años es algo mágico, es deporte es vida… que sepan la importancia que han tenido y tienen para el deporte español hombres como Gasol, Nadal, Alonso, Indurain, Valverde, Iniesta… o el mismo Casillas es un privilegio que no todo el mundo puede contar. Llevar el ‘1’ a la espalda no es tarea fácil y conlleva mucha responsabilidad, no por el primero, más bien por ser el último y más importante.
“El mejor portero de la historia del Real Madrid y del fútbol español llegó a nuestra casa con 9 años. Aquí se formó y defendió nuestra camiseta durante 25 años, siendo ya para siempre uno de nuestros capitanes más emblemáticos. Iker Casillas se ha ganado el cariño del madridismo y es un referente de los valores que representan al Real Madrid”, anunció el club blanco tras su retirada.
El pie a Robben, las tres paradas en la final de Champions contra el Leverkusen, el penalti a Cardozo, sus piernas ante Diego Perotti en el Pizjuán… y así hasta un sinfín de momentos que quedan grabados en la memoria de todos. Nos quedamos con eso, la memoria, con que incluso dos ‘enanos’ que se han hartado a ver sus videos, luzcan con orgullo la camiseta del que fue, es y será nuestro ‘santo’ y seña bajo esos tres mágicos palos.
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