La pandemia avanza cada día en Castilla y León, agravando la situación hospitalaria y saturando los centros de salud. Las perspectivas no son buenas a corto plazo y eso lleva a la Junta a plantear la posibilidad de aplicar un confinamiento domiciliario programado, «solo si en las próximas semanas la situación no mejora», comentó la consejera de Sanidad, Verónica Casado, quien reclamó al Ministerio de Sanidad una herramienta que permita a la Junta aplicar una medida de este alcance.
«Si la tendencia de la incidencia acumulada no es a disminuir ni contenerse, sino que va a más y más casos,… si hay un atisbo de mejora veremos la posibilidad seguir con medidas y no el confinamiento domiciliario, señaló Casado. El próximo martes se verá de nuevo la situación y qué medidas se adoptan.
Y, a fecha de hoy, los datos no animan al optimismo porque «la situación de Castilla y León es grave, de riesgo extremo», señaló la consejera de Sanidad.
«El confinamiento domiciliario programado solo se pediría si la tendencia sigue al alza y tendremos que pedirlo durante 14 días y para eso se necesita una herramienta jurídica que ahora no existe y que hemos pedido al ministro a partir del 9 noviembre. Esto no quiere decir que hayamos pedido un confinamiento domiciliario porque aún no sabemos si las medidas en archa funcionan, pero si no lo hacen seguiremos actuando», dijo casado.
La idea es que no fuera un confinamiento tan estricto como en marzo, sino como el de ahora en Francia y Alemania que permita actividades esenciales, pero ahora se está analizando aún, «porque a día hoy no hay que tomar una decisión, porque hay que esperar mínimo siete días para ver la incidencia de las medidas que tomamos, y porque no tenemos la herramienta para adoptarlo. Antes del 9 de noviembre no tenemos marco legal para hacerlo», precisó.
Por su parte, el vicepresidente, Francisco Igea, dijo que «me gustaría tener un gobierno responsable pero no lo tengo. No renunciamos a nuestra responsabilidad y tomaremos las medidas que tengamos que tomar y cargaremos con el precio político que sea necesario, pero no pondremos en juego la vida ciudadanos para ganar unas elecciones. Si tenemos la herramienta tomaremos decisiones si el gobierno no las toma. Esa decisión la tomaremos si la incidencia no deja de disminuir y no hay otra forma de frenar el avance del virus. El martes se aplica el semáforo (de riesgos y restricciones), veremos el efecto de las medidas tomadas y tomaremos medidas si fuera necesario y esperaremos otros siete días si podemos. Todo dependerá de la incidencia acumulada y la situación de los hospitales, porque no podemos permitir que se colapsen los hospitales porque eso aumentaría las muertes. Nos damos entre siete y diez días para tomar medidas. He renunciado ya a tener un gobierno sensato», dijo Igea antes de decir que «me gustaría tener una Merkel o un Macron, pero tengo lo que tengo» que asuma el coste de una decisión contundente.