El efecto del coronavirus sobre la economía está siendo devastador, especialmente en algunos sectores, ya que no todos sufren las mismas consecuencias.
Por este motivo, se puede afirmar sin temor al error, que el sector del porcino ibérico es uno de los que más golpes está padeciendo desde el inicio de la pandemia, con una brutal caída de los precios en origen.
Al menos eso es lo que reflejan los datos de la Lonja de Salamanca, que indican que entre el 16 de marzo y el 2 de noviembre, la caída de los precios en el ibérico ha sido sangrante, reflejando una crisis que afecta de especial manera al ganadero.
No en vano, algunas industrias no están sufriendo el varapalo de esta crítica situación al vender a las grandes superficies sus productos, mientras que otras sí que viven en la dificultad al ser proveedoras de hoteles, restaurantes y bares.
Pero si hay uno que paga los platos rotos en la mayoría de las ocasiones, ése es el ganadero; no en vano, en lo que se refiere a los cerdos de cebo, entre el 16 de marzo y el 2 de noviembre, el precio ha pasado de 1,69 a 1,44 euros/kilo, lo que supone un descenso de 0,25 euros, situación que recogen los cerdos de cebo de campo, pero con mayor crudeza, al pasar de 1,92 a 1,51 euros, con un descenso de 0,41 euros por kilo.
También han experimentado una ‘sangría’ en el precio los lechones de gran partida y recogida, que han pasado de 3,2 a 2,07 euros y de 2,95 a 1,77 euros respectivamente, con 1,13 y 1,18 euros menos por kilo, según reflejan los precios de la Lonja de Salamanca.
Y, por último, los tostones, que se venden por unidad, tampoco han sido ajenos a esta crisis; los de 5 a 8 kilos han perdido 19 euros de valor en estos meses, mientras que los de 9 a 12 han vivido una situación similar, con 14 euros perdidos en 8 meses.