[dropcap]L[/dropcap]a Junta de C-L está haciendo todo lo posible para impedir que el lobo ibérico sea incluido en la Lista de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial, es decir, que deje de ser especie cinegética. La razón, los graves daños que estos animales producen al ganado en régimen de explotación extensiva.
Esta asociación, Comité Antinuclear y Ecologista, propone, junto a asociaciones de gran peso en el mundo del naturalismo, como FAPAS, ADENA (WWF), Ecologistas en Acción…, que se aumente el grado de protección de esta especie, que aunque se ha recuperado ligeramente, está lejos de alcanzar un nivel óptimo de individuos. En toda España no quedan más de 300 manadas de lobos (censo oficial del Ministerio), en Castilla y León, unas 180. Es decir, unos 2000 lobos en total. «¡Imaginémonos 2000 personas en toda España!», hacen la comparativa desde al asociación.
«El problema del lobo y ganado es falso. Durante muchos siglos fue compatible la actividad ganadera con la presencia del lobo, cuya población bajó alarmantemente en las últimas décadas del siglo pasado. Mucha gente conocida que vivió hace 50 o 60 años en los pueblos de Salamanca, Zamora, Cáceres, nos cuenta cómo en su pueblo aparecía de vez en cuando el lobo sin que ello fuera una catástrofe como nos la pintan hoy», cuentan.
Los ganaderos sabían cómo guardar y proteger el ganado en las majadas y cuadras, con la ayuda de los perros adiestrados. Los ecologistas, no tienen la menor duda, apoyan incondicionalmente a las personas ganaderas y pastoras en régimen extensivo, son artífices de un modelo de explotación sostenible. «Existen los ataques de los lobos, y nuestra sociedad tiene que asumir ese coste compensando a las gentes que viven del ganado, con indemnizaciones justas en cuantía y en rapidez», matizan.
También, la sociedad tiene que comprender que el lobo genera ingresos en forma de turismo rural en zonas despobladas de muy poca actividad económica. «Aunque estemos muy lejos de poder compararnos con el parque nacional de Yellowstone (Wyoming), no está de más mencionar que allí se atribuyen unos ingresos por el lobo, sólo por éste, de 70 millones de dólares al año», puntualizan.
Para complicar más las cosas, también están los ataques de los perros asilvestrados al ganado y lo difícil que es diferenciar los asaltos de unos y otros. «Claro, lo más fácil y a veces rentable, atribuir al lobo la culpa. Pero en ambos casos siguen siendo útiles las técnicas ancestrales del cuidado del ganado: las vallas, los mastines y actualmente, los pastores eléctricos. Todo esto requiere una compensación económica. No puede ser que cada año se pierdan cientos de empleos en nuestro país en esta actividad por su escasa rentabilidad económica, cuando ambientalmente, es extraordinariamente productiva. Aunque sólo fuera por el tema de los incendios forestales, habría que apoyar a los pastores: un monte bien pastoreado es el mejor cortafuegos que existe», explican desde Comité Antinuclear y Ecologista de Salamanca.
El apoyo institucional también podría materializarse en la concesión de sellos específicos de calidad en los productos ganaderos de las zonas loberas, apoyo al asociacionismo profesional, acceso directo a canales cortos de comercialización y dignificación de la profesión de ganaderos y pastores con una remuneración suficiente para que no abandonen el campo.
Dentro de los graves problemas de viabilidad de muchas ganaderías en extensivo, los ataques del lobo son el menor de todos ellos; «¿no habrá otras causas para no proteger decididamente a esta especie?, ¿no estará la caza por medio?», se preguntan desde la asociación.
1 comentario en «Menos, menos lobos»
A la Junta lo que más le importa es satisfacer a los cazadores, que son ellos mismos.
El problema es que el lobo se concentra sólo en Castilla y León, y ahí radica el problema : una comunidad vaciada y a punto de ir desapareción. Y basta ya de turismo con el lobo, que no trae nada más que problemas, ni conservacionismo ni especulaciones, planteeselo desde la vertiente ganadera.