A poco más de 80 kilómetros de la capital salmantina se halla un pueblo en el que la naturaleza es muy protagonista.
No solo da lugar a acceder a una de las vertientes de El Pozo de los Humos, ese espectacular salto de agua de 50 metros que cobra vida con las lluvias; también ofrece la posibilidad de observar cómo el río Duero ‘corta’ a su paso la frontera entre dos países: España y Portugal.
En concreto, este otro regalo de la naturaleza puede admirarse desde el mirador de la Ermita de Nuestra Señora del Castillo, ubicada en un alto a poco más de 3 kilómetros de Pereña de la Ribera, al que se accede después de una sinuosa subida pero fácil subida antes de poder asomarse a un espectáculo paisajístico.
Este espacio de frontera del Río Duero describe a su paso unos meandros encajonados entre paredes de roca, dibujando entre sí un paisaje de cañones dignos de ser fotografiados, en un discurrir por el Parque Natural de las Arribes del Duero, dejando al otro lado a nuestro país vecino, Portugal.
Poco antes de llegar ya se pueden observar bonitas vistas del Duero, con curiosas formaciones rocosas y en cuya cima se asienta la Ermita. Desde allí es posible observar diversas aves rapaces, como cigüeña negra, alimoche, buitre leonado, águila real, búho real o águila-azor perdicera, entre otras aves asociadas a las paredes rocosas y cortados del río Duero, según recoge Turismo Rural de Interior y Ornitología de castilla y León (Trino).
Históricas son las peregrinaciones hasta esta ermita, que datan del siglo XIV, cuando se recuperó la imagen de la Virgen, escondida y enterrada durante la invasión musulmana en España antes de entregarse. Junto a esa talla se halló una segunda piedra que se rompió en 1721 apareciendo de su interior una tablilla en piedra, con la figura mayor. Por eso, este alto se ha convertido en lugar de peregrinación.
El lugar en el que España y Portugal se dan la mano gracias al río Duero.
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