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La escritora que decidió abandonar Salamanca

Carmen Martín Gaite nació en Salamanca porque su padre estaba destinado aquí, estudió en la Universidad, pero en cuanto pudo hizo la maleta y se marchó para no volver
Leticia Pérez / ICAL. Carmen Martín Gaite. ARCHIVO.

 

[dropcap]C[/dropcap]armen Martín Gaite es una de las grandes escritoras del siglo XX. ‘Entre visillos’, uno de sus primeros libros retrata a la perfección una Salamanca de clase alta, con todos sus complejos, reparos y miedos. Muy lejos del salmantino de a píe, con los que Carmen Martín Gaite solo trataría por el personal de servicio que trabajaba en su casa.

Nació en Salamanca porque su padre, José María, era notario aquí. Pero, la vida de Carmen Martín Gaite estaba más influencia por su madre, María, que era de Orense. De hecho, Galicia era el lugar donde la familia pasaba las vacaciones de verano. En la localidad madrileña de El Boalo, estaba la casa familiar, y donde están enterrados sus padres y también su hija, Marta, fruto de su matrimonio en 1953 con el también escritor Rafael Sánchez Ferlosio del que estaba separada. En esta casa esta ubicado el Centro de Estudios de Carmen Martín Gaite, donde se encuentran la biblioteca, el archivo y los muebles y objetos que Carmen tenía en Madrid.?

Muchos años antes, en 1943, Carmen Martín Gaite estudio Filosofía y Letras en la Universidad de Salamanca y su vida cambió, porque en sus aulas tuvo la oportunidad e conocer a Agustín García Calvo, Federico Latorre, M.ª Dolores Ruiz Olivera, Natalia Guilarte y José Ignacio Aldecoa Isasi, al que definió como: «El primer joven moderno que yo conocí».

En la época de Carmen Martín Gaite no había becas Erasmus, pero sí que existían ayudad para estudiar en el extranjero. Su profesor Manuel García Blanco de Gramática Histórica y secretario general de la Universidad de Salamanca, intercedió para que  asistirá en Coímbra y Cannes, en 1946 y 1948, en los cursos de verano.

En la Universidad portuguesa nació el proyecto de hacer su tesis doctoral sobre los cancioneros galaico-portugueses del siglo XIII. Propósito que la llevaría a Madrid, dos años más tarde, para iniciar su doctorado. Y, con respecto a su estancia en el Collège International de Cannes, a pesar de su brevedad, del 15 de agosto al 12 de septiembre, ella la recuerda llena de duración: «Me relacioné con estudiantes de otros países, exentos de prejuicios, me acosté a las tantas y decidí que no quería seguir viviendo en Salamanca. Nunca se me había planteado de forma tan clara la idea de abandonar mi familia y mi ciudad».

Carmen Martín Gaite decidió irse de Salamanca, volvió en pocas ocasiones, como cuando hizo un documental sobre el barrio chino de Salamanca, en aquella TVE de Pilar Miró. Pero, parece que nos empeñamos una y otra vez en ‘obligarla’ a que sea salmantina por los cuatro costados y sus raíces se adentran en Valladolid, por parte paterna, y en Orense, por la materna. Aquí, como Gila, que tenía que nacer en alguna parte.

No obstante, se vuelve a rodar un documental sobre la vida salmantina de Carmen Martín Gaite. El documental lo dirige Mariela Artiles, lo produce el salmantino Chema de la Peña y cuenta con la colaboración del Ayuntamiento de Salamanca, a través de la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes.

El estreno está previsto en la Cineteca del Matadero y el domingo se emitirá en la 2 de TVE, dentro del programa “Imprescindibles”.

Para la realización de este documental el Ayuntamiento ha aportado 5.000 euros a través de la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes.

Sinopsis

Carmen Martín Gaite (1925) contó con unos padres abiertos y adelantados a su tiempo, que siempre la apoyaron sin condiciones. El ambiente en el que creció le permitió trascender la realidad de su Salamanca natal y descubrir la vitalidad oculta detrás de las niñas y las mujeres de su época, oscurecidas por un tiempo de moralidad rígida, represión femenina y Guerra Civil.

En la Universidad se encontró con un mundo insólito y refrescante. Allí estaban Ignacio Aldecoa, Alfonso Sastre… y algunas mujeres tan inquietas como ella, como Josefina Rodríguez o, más tarde, Ana María Matute. Carmen se integró con entusiasmo en ese grupo que muy pronto revolucionaría la literatura española, con el nombre de la Generación de los 50. Uno de sus más notables miembros, Rafael Sánchez Ferlosio.

En 1948 se traslada a Madrid, pero nada fue fácil, mientras sus compañeros arrancaban sus carreras ella tuvo que esperar. Durante el camino sucedió el fracaso de su primera tentativa literaria y la muerte de su primer hijo. Pero Carmen era buena escritora y tenaz y cuando por fin pudo acabar su primera novela, “Entre visillos”, fue la conmoción. Ganó el Premio Nadal (1957), lo que supuso la revelación de una de las figuras más importantes de la literatura española del siglo XX. Pero el triunfo personal y profesional no duró mucho. El ‘boom’ hispanoamericano de los 60 no tardó en irrumpir abruptamente y toda la Generación de los 50 quedó relegada a un segundo plano. Y Carmen con ella. Tuvo que empezar casi desde cero. Dejó a un lado la novela y se dedicó a todo tipo de oficios relacionados con las letras y así estuvo perseverando durante diez años, que acabarían con la separación de Rafael.

Carmen Martín Gaite hizo que sus millones de lectores conocieran la Salamanca de los años 50 gracias a su ‘Entre visillos’. Después se fue y nos hizo soñar con viajar a Nueva York gracias a ‘Caperucita en Manhattan; nos hizo desear tener un ‘Cuarto de atrás’, sin dejar que nos olvidemos que ‘Lo raro es vivir’, porque todo puede encontrarse en una ‘Nubosidad variable’ y entre ‘Retahílas’. Estas son algunas de las obras literarias que nos dejó en prenda esta maravillosa escritora de pluma fina y verdad cruda.

TRAILER “LA REINA DE LAS NIEVES”: 

 

1 comentario en «La escritora que decidió abandonar Salamanca»

  1. Creo que no conoces mucho la obra de Carmen. Me temo que el artículo encubre una parcialidad fanatizada de relativizar los espacios geográficos de tal modo que El cuarto de atrás o Entre visillos, puedan formar parte de la ensoñación pucelana o gallega a gusto del consumidor, lo cual es perfectamente posible puesto que el lector también tiene derecho a ser de Murcia y a no haber salido de su pueblo. No obstante, es tanto, o más equivocado, el negar esa posibilidad precisamente al entorno donde se desarrollaron las raíces más palpables de la escritora.

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