¡Se acabó la fiesta!

No hay ninguna duda de que la hostelería ha sido el sector más perjudicado por la crisis sanitaria del coronavirus.

Cierres durante muchas semanas, aforo reducido, restricciones, terrazas sin apenas uso… aunque esta situación ha perjudicado mucho más a los negocios relacionados con el ocio nocturno.

Bares y discotecas apenas han podido ejercer su actividad, y cuando lo han hecho ha sido con un aforo reducido, con terrazas que no han tenido éxito por la fría y lluviosa meteorología de estos meses de otoño e invierno. Quizá todo pueda cambiar ahora con el camino haciendo el mejor tiempo.

Pero la realidad es que ha habido muchos negocios que no han podido resistir esta situación y se han visto abocados al cierre definitivo, dejando su vida y algunos empleos por el camino.

Según fuentes de la asociación de Hostelería de Salamanca, existen en torno a 105 licencias expedidas para este tipo de locales y, en la actualidad, están ejerciendo la actividad entre 75 y 80, por lo que la desaparición de la actividad nocturna se ha dejado notar, y mucho.

El toque de queda es otro de los aspectos que más ha perjudicado a los propietarios de los negocios que se ganan la vida cuando cae la noche. Por ello, si han cerrado 25 locales y cada uno tiene una media de entre 6 y 8 empleados, cerca de 150 personas han dejado de trabajar en estos locales solo en Salamanca, mientras que cerca de 700 personas han estado o están en ERTE.

Ésa es la realidad de un sector, que puede extrapolar sus datos a la región, dejando un panorama similar; si hay 1.500 locales de este tipo en Castilla y León, el 25% ha podido verse abocado al cierre definitivo, según fuentes de la Asociación de Hostelería de Salamanca.

Sin duda, una situación que invita poco, muy poco al optimismo, con la única esperanza de que la progresiva llegada del buen tiempo, la vacuna y evitar una cuarta ola le sabrá un horizonte un poco más halagüeño.