[dropcap]E[/dropcap]l proyecto más ambicioso de los Ayuntamientos que presidí fue la construcción de la Ronda Exterior. Con ella evitamos que pasase por nuestras calles el tráfico pesado que desde Portugal se dirigía a Europa. La necesidad de esta ronda se hizo más patente cuando la Guardia Civil de Tráfico dio a conocer un dato inquietante, en 1982 pasaron por las calles de Salamanca con destino a Portugal 82.000 camiones cargados de mercancías peligrosas. Estábamos viviendo en un polvorín.
Metimos el acelerador, y cada semana se evaluaba el estado del asunto. En febrero de 1983 dimos un paso decisivo, el Ayuntamiento aprobó el trazado definitivo de la Ronda Exterior que arrancaría de la carretera de Valladolid para terminar en la de Ciudad Rodrigo, tras pasar por la trasera del Helmántico, cruzar el Tormes por un puente muy cerca de los machones del desaparecido puente de la Salud, y terminar en la carretera de Portugal, pasando cerca de las viviendas de Buenos Aires, tras bordear el polvorín de Tejares.
El trazado se marcó por los técnicos del MOPU de acuerdo a los criterios del Plan General de Ordenación Urbana que ya estaba en marcha. A partir de entonces se fueron quemando etapas. La Dirección General de Carreteras incluyó la Ronda Exterior en los Presupuestos Generales del Estado de 1985, tal como me lo había prometido en una entrevista en Madrid el ministro Julián Campo. Habíamos tenido suerte, la obra había sido incluida en la primera fase del Plan General de Carreteras 1984-1987.
La Ronda Exterior tenía una segunda fase que se construyó mucho más tarde. Se ejecutó en mis años de subdelegado del Gobierno en Salamanca. La Ronda Exterior Sur arranca en una rotonda junto a las viviendas de Buenos Aires y comparte un tramo con la vía de la Plata. Se desvía por el distribuidor del que sale la carretera de Vecinos, pasa por Carbajosa de la Sagrada y se encamina a la rotonda de donde sale la autovía de Madrid y la carretera de Alba de Tormes.
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