Hace unas semanas el Ayuntamiento anunció que se iban a tratar unas 600 Ha de solares que no tienen uso para evitar los incendios. Las tareas han comenzado, arrasando todo vestigio de vegetación, es decir, de vida. Trabajando con una retroexcavadora Komatsu que destruye el suelo arrancando toda la capa superficial, la más fértil. Sin dejar ningún espacio para la vida. Si se destruye toda la vegetación, también se acabará prácticamente con toda la fauna que debería vivir en estas praderas: insectos, algunos mamíferos (hay bastantes conejos que viven o comen aquí), pájaros, etc.
La asociación ofrece varias alternativas: «Desde arar, preferiblemente con un tractor y de forma muy superficial las parcelas, hasta desbrozar parcialmente la periferia para evitar la propagación de incendios dejando sin tocar islas centrales que serían refugio de todo tipo de animales y plantas. Lo mejor sería segar la hierba, respetando espacios sin alterar, para la vida espontánea».
Hay que tener en cuenta que las periferias de las ciudades suelen ser lugares muy ricos en biodiversidad, aunque la mayoría de la población no se entere. Los campos cultivados, esos cuyo paisaje nos puede resultar tan atractivo, son mucho más pobres en biodiversidad. Su función es producir alimentos para las personas o para el ganado, por lo tanto se intenta que no haya competencia, que no haya otras plantas que no sean las cultivadas ni animales que se las coman.
«Menos planes Savia, Tormes plus, etc., simplemente se necesita dejar actuar a la naturaleza, dejarla en paz, y ella sola es capaz, salvo catástrofe, de regenerarse. Pero eso nuestro Ayuntamiento no puede permitirlo. Porque eso es gratis y lo gratis no es útil para este Gobierno municipal», denuncian desde la asociación Comité Antinuclear y Ecologista de Salamanca.