El regadío avanza en Castilla y León a paso lento

Las OPAs insisten en que hay que seguir creciendo para generar riqueza y fijar población

El regadío en Castilla y León tuvo un importante impulso durante la última década con un crecimiento en 73.919 hectáreas, ya que en 2010 se regaron 394.219 y el año pasado se alcanzaron las 463.148.

Ical.- Castilla y León es la tercera autonomía española por superficie de regadío, con 463.148 hectáreas, solo por detrás de Andalucía, con 1,11 millones, y Castilla-La Mancha, con 572.279. Sin embargo, esa superficie representa solo el 13 por ciento de la dedicada al cultivo, lo que sitúa a la Comunidad, en undécimo lugar de la tabla, muy alejada de la autonomía canaria, en primer lugar, con el 57,4 por ciento; de la andaluza, en quinto, con el 31,6 por ciento, así como de la media nacional, con el 22,6 por ciento.

Así aparece recogido en el último Análisis de los Regadíos Españoles Año 2020 de la Encuesta sobre Superficies y Rendimientos de Cultivos (Esyrce) que elabora el Ministerio de Agricultura, recogido por Ical, El documento indica que el año pasado, marcado por la COVID, se produjo un ligero descenso en las hectáreas regadas. En concreto, pasó de las 465.583 hectáreas de 2019 a las 463.148 en 2020, es decir, 2.435 menos, con una merma porcentual de medio punto.

El presidente de Asaja de Castilla y León, Donaciano Dujo, destacó que es preciso seguir incrementando hectáreas de regadíos respecto a las de secano, par confluir con la media, así como actuar sobre las 120.000 hectáreas que siguen sin modernizar. Y es que, como defendió, “el regadío es garantía de producción, asienta población en el medio rural y permite posibilidades de cultivo que el secano no tiene”. “El regadío es riqueza”, resumió, para cargar contra el plan hidrológico de la cuenca del Duero con el horizonte 2027, que pretende incluso reducir regadío en las zonas de aguas subterráneas.

En cuanto al descenso de la superficie del año pasado, consideró que es puntual, puede responder a que fue un año lluvioso, en el que no hizo falta regar en algunas parcelas, o que se sembró menos remolacha o patatas. “En el regadío se aprovecha toda la superficie y no hay más”, sentenció.

El coordinador regional de la Unión de Campesinos de Castilla y León (UCCL) apostó por seguir implementado nuevos regadíos, porque en la Comunidad, “tienen un desarrollo muy por debajo de la media en España”. Asimismo, advirtió de que es preciso poner en marcha nuevas regulaciones d ellos ríos, para evitar inundaciones y sequías en verano, y afirmó que desde el punto de vista ecológico regular caudales es “lo mejor que se puede hacer”. Por último, remarcó que el regadío genera riqueza y posibilidades a los agricultores, y es vital frente al reto demográfico, porque allí donde hay riego es donde están los jóvenes, “la vida”.

Regadío en Castilla y León (ICAL)

El coordinador regional de COAG y representante de La Alianza UPA-COAG, Aurelio Pérez, defendió la necesidad de que el regadío crezca en Castilla y León porque supone “más actividad económica y población en el medio rural”. Pérez denunció que rebajar el regadío es condenar al campo al secano “puro y duro” que requiere explotaciones de gran dimensión para ser rentables “y no disponemos de ellas”.

Asimismo, constató que el regadío en Castilla y León es tá muy por debajo de la media nacional y muy alejado de zonas como el levante o la autonomía andaluza. “Reducir el regadío va contra todos los intereses económicos de las pequeñas y medianas explotaciones de la Comunidad” por su impacto, dijo, no solo en producción, sino en todo lo que lleva aparejado de inversión e innovación.

Crece el riego por gravedad

Por lo que se refiere a las formas de riego, el estudio revela que en el año 2020 “se continúa con la tendencia alcista de los riegos por gravedad y localizado mientras los sistemas de presión descienden respecto a 2019”.

Donaciano Dujo rechazó esos datos y afirmó que la apuesta es por la modernización de los regadíos con sistemas cada vez más precisos y aseguró que cada hay más comunidades de regantes que se embarcan en el proceso. “Ese es el camino y no puede ser otro”.

En concreto, la superficie por gravedad alcanzó las 122.820 hectáreas, con un aumento del 3,4 por ciento, respecto a 2019. Este tipo de método sigue en avance desde 2017. Además, creció un 5,9 por ciento, el riego localizado, con 32.425 hectáreas.

Por el contrario, el riego por aspersión y el automotriz, descendieron, un 2,8 y un 2,4 por ciento, con 159.532 y 148.37 hectáreas, respectivamente, el año pasado.

Cultivos

El informe revela que Castilla y León es una autonomía predominantemente cerealista. El cultivo mayoritario en regadío es el maíz donde prácticamente la totalidad de su superficie (98,78 por ciento) se encuentra en regadío. Le siguen el trigo blando, la cebada de dos carreras, pero tan solo con el 9,13 y 6,48 por ciento, respectivamente, de superficie regada frente a la superficie total del cultivo.

En la alfalfa se riega un tercio de la superficie y en girasol tan solo el 7,20 por ciento del espacio dedicado al cultivo, aunque sin embargo es el séptimo en importancia en cuanto a superficie regada.

La remolacha azucarera y la patata al ser cultivos predominantemente de regadío en ambos se riega más del 95 por ciento de su superficie. Estos cultivos junto con el viñedo de transformación representan el 81,57 por ciento de superficie de cultivo regada en la región.

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