[dropcap]S[/dropcap]alamanca lo honra con una avenida que lleva su nombre, un instituto en su honor (también cede su nombre a un centro educativo de Guijuelo) y su propia estatua. Filiberto Villalobos es uno de los personajes clave de la historia moderna de Salamanca que, a día de hoy, sigue siendo recordado por muchos, en parte por la gran labor que hizo en y para esta ciudad.
Por. Aurora Corvo Félix
Filiberto Villalobos es uno de esos personajes que si no hubieran existido, habría que inventarlos, porque se necesitaría siete vidas para hacer todo lo que hizo él en los 76 años que vivió, y no cualquiera lo haría con esa bondad y carisma con los que el trabajó.
Nació el 7 de octubre de 1879, en Salvatierrra de Tormes. Estudió Medicina en Salamanca y se doctoró en Madrid y desde entonces su labor fue ayudar a los demás. En 1908, en la conferencia de la Casa del Pueblo pronunció un valiente discurso en el que arremetía contra los alcaldes y concejales exponiéndolos como culpables de la elevada tasa de mortalidad infantil en Salamanca:
“Si fuera posible hacer desfilar en un solo día por la puerta de San Bernardo los que mueren al año de enfermedades evitables, yo pondría abajo los tristes y macilentos árboles del Campo de San Francisco, para que presenciaran la macabra manifestación, a los concejales y diputados, a los avarientos caseros de unas viviendas inmundas, a los adulteradores de alimentos y envenenadores del público y los diría: ahí van los tísicos, los alcohólicos, los tuberculosos, los raquíticos; entre ellos quizás estén algunos de vuestros hijos, vuestras mujeres, vuestros padres, que adquirieron la muerte en la casa inhabitable, en la escuela insalubre, en el trabajo excesivo, por el agua infectada, por el suelo inmundo, por la alimentación adulterada y deficiente, por los alcoholes y las bebidas tóxicas; ahí tenéis vuestra obra, esas son vuestras víctimas”
Su labor por los demás no se queda ahí, al año siguiente, en 1909 crea la Asociación de la Mendicidad, para ayudar a las personas con menos recursos y en 1927, la Asociación de Amigos de la Escuela y del Niño, desde la cual miles de niños recibieron atención sanitaria de calidad, se fomentó la construcción de escuelas (una constante en la carrera de don Fili), y se dignificó la labor del maestro.
Filiberto Villalobos fue un importante personaje político, no solo en Salamanca, también a nivel nacional. Fue presidente del Partido Reformista, de corte republicano, de Melquiades Álvarez, aquí en Salamanca por el 1910. Ejerció como diputado en las Cortes de Madrid logrando la construcción de múltiples escuelas en su distrito. El hecho más destacable de su carrera como político fue su nombramiento como ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes en 1934. A lo largo de su vida política, Filiberto Villalobos, construyó más de 200 escuelas.
Además, don Fili también dejó su huella en las personas, gracias a su labor como médico que continuó ejerciendo hasta su muerte. Jesús Málaga cuenta en su libro La vida cotidiana en la Salamanca del siglo XX y en persona, pequeñas historias como que, cuando él era pequeño acudió a su consulta para una radiografía que finalmente no le cobró a su padre.
Málaga desvela en su libro una anécdota de la enfermera de Don Fili, cuando los pacientes estaban en la sala de espera, la enfermera los llamaba tal que así: “¡Uno de consulta, uno de tratamiento y otro de hablar!”. Lo que hace pensar en la importante labor social que practicaba don Fili y que ha hecho que después de 66 años que han pasado desde su muerte, siga despertando interés.
Don Fili era querido y admirado por los salmantinos. El ex alcalde, Jesús Málaga, cuenta que en Salamanca somos poco dados a expresar adhesiones y agradecimientos públicos. «Recuerdo que siendo un niño, a los alumnos del colegio Ateneo Salmantino nos dejaron salir de clase para asistir y ver pasar el entierro de don Filiberto Villalobos, sepelio al que asistió toda la ciudad y no pocos de la provincia». Esto que relata Málaga ocurrió un 16 de febrero de 1955, un día después del fallecimiento del insigne médico.
Don Fili en el siglo XXI
Por su parte, Almudena Iglesias Martín ha reflejado en imágenes, tomando como referencia la avenida de Filiberto Villalobos, el colegio que lleva su nombre, la estatua, la Caja de Ahorros, el espíritu de Filiberto Villalobos, porque durante su vida intento ayudar a todo el mundo y sobre todo a aquellas personas que son más vulnerables… «Tomé fotografías a personas mayores, mendigos y también a jóvenes. Queriendo mostrar que sus esfuerzos por intentar que la gente estuviera bien valieron la pena».
La avenida que lleva el nombre del insigne médico, político y filántropo salmantino alberga un centro de formación artístico, una escuela de idiomas, una estación de autobuses, un colegio y un barrio que parece un pueblo…