David Redondo dejó su moto en un taller de Carbajosa y al recogerla comprueba que han podido cometer un delito contra la seguridad vial con ella.
El motorista se ha dado cuenta de lo sucedido porque la motocicleta lleva un equipo de seguridad que permite comprobar su recorrido, la situación actual del vehículo y a la velocidad a la que circula. Este dispositivo le envía los datos al teléfono móvil del propietario.
A través de este dispositivo David ha podido comprobar que durante cerca de cuarenta kilómetros la moto ha alcanzado los 222 km/h, siendo la velocidad media de 82. A esto hay que sumarle que la inclinación en curva fue de 37 grados, muy cerca del suelo.
Ante estos hechos el propietario se ha puesto en contacto con el concesionario para pedir explicaciones, pero únicamente recibió la respuesta de «acababa de llegar el mecánico con la moto y no sabían qué había pasado».
Lo que iba a ser un paso por el taller rutinario para revisar, curiosamente, este control de seguridad se ha terminado en una denuncia al establecimiento. Si estos hechos son probados por la Guardia Civil podría terminar en un delito contra la seguridad vial.