El pasado verano la red de mensajería actualizó sus condiciones y políticas de privacidad. Todos los usuarios que hayan querido continuar utilizando WhatsApp han tenido que aceptar la nueva normativa, como siempre rodeada de polémica.
Esta red social cuenta con más de 2.000 millones de usuarios a nivel mundial. Una de las cosas que autorizamos al aceptar la nueva regla, es que Whatsapp pueda compartir la información con Facebook y sus empresas asociadas. Otra de las novedades incumbe a los ‘grupos de WhatsApp’.
La cuestión de los grupos viene de largo. Hace tiempo se dio la posibilidad de “silenciar” durante unas horas o para siempre estos chats. También se puede abandonar el grupo y eliminarlo. Sin embargo, con la nueva normativa es el propio WhatsApp quien puede vetar los grupos.
La red social no puede ver el contenido de los mensajes al estar cifrados de extremo a extremo. A pesar de ello aplica una tecnología de aprendizaje automático para detectar grupos sospechosos, para posteriormente eliminarlos. Para ello se basa en una serie de criterios.
El primer motivo es que los miembros de un grupo estén utilizando una versión “no autorizada” de WhatsApp, lo que puede provocar también la suspensión de la cuenta. Otro motivo es que un mismo usuario tenga muchos grupos con contactos a los que no tiene incluidos en su agenda, lo que puede ser considerado por la plataforma como un “comportamiento sospechoso”. Además, es motivo de veto el hecho de que un usuario envíe el mismo mensaje a muchas personas que no tiene guardadas en su agenda, así como que comparta con frecuencia varios mensajes a una lista de difusión.
Cuando la plataforma veta un grupo, esta decisión prohíbe que sus integrantes puedan intercambiarse mensajes una vez suprimido, ver el historial o acceder a la información detallada del grupo.