Una buena gestión de las temperaturas del hogar ayuda a reducir el consumo energético. Por eso, es recomendable evitar los cambios bruscos de temperatura, además de evitar que se enfríe mucho la vivienda, con el fin de ahorrar a la hora de poner la calefacción.
La llegada del frío trae consigo la necesidad de encender las calefacciones. Ante el aumento de los precios, especialmente de la electricidad y el gasóleo, es más necesario que nunca buscar el máximo ahorro a la hora de poner la calefacción. El principal consejo de los expertos es evitar los cambios bruscos en la temperatura, ya que suponen un gasto bastante superior. Además de esto, las grandes variaciones pueden causar perjuicios para la salud, como sequedad en ojos, piel y vías respiratorias.
Según los expertos, la temperatura óptima son 22 grados de media, no dejando que la esta baje de 19 grados en la vivienda. Para ello, la mejor opción es contar con un temporizador o un gestor de temperaturas, que facilitará un ahorro cuando más frío hace además de una mejor gestión del calor. Para controlar que la temperatura no baje de X grados, recomiendan dejar el regulador a la temperatura que cada cual considere cuando no hay nadie en casa. Esto se debe a que encender y apagar es de lo que más gasta. Además, de esta manera, a la vuelta no tardará tanto en subir la temperatura.
Respecto al uso de la calefacción por la noche, no recomiendan dormir con una temperatura muy elevada, ya que la hora de descansar y alcanzar la fase REM, el cuerpo no debe sudar. Por ello defienden que, ante más frío, más mantas y pijamas de invierno, dejando el hogar a una temperatura media de 19 grados entre la noche. En el caso de haber bebés o personas mayores vulnerables, esta temperatura debería aumentar en un grado. Si a la hora de levantarse esta temperatura resulta fría, puede programarse la calefacción para que una hora o media hora antes se encienda.
A todos estos consejos, los expertos añaden una serie de factores que ayudan a mejorar la gestión energética del calor. Hay que aprovechar el sol y se debe aislar bien la vivienda, con el fin de evitar que se escape el calor del interior y entre frío del exterior. El correcto funcionamiento de la caldera y los radiadores también son aspectos fundamentales a tener en cuenta.