Los recortes en sanidad son una de las principales quejas de la población desde hace años. Pero si ya de por sí el sector está atravesando un momento complicado, es en las zonas rurales donde más patentes se hacen sus carencias y dificultades.
A la cuestión de los recortes presupuestarios se le han añadido, desde hace casi dos años, los efectos causados por la pandemia. Desde el cierre de los consultorios hasta la falta de profesionales, son factores que vienen lastrando el servicio que reciben los habitantes de las zonas rurales. Si bien es cierto que se está volviendo a la presencialidad, ha habido cambios que han llegado para quedarse.
Cada municipio tiene establecido un horario en el que acude el médico. Dependiendo de la población, este acude más o menos días a la semana, así como un mayor o menor número de horas. Sin embargo, ciertos días de los que debería acudir el médico, es común ver en los consultorios rurales el famoso cartel de: “No hay consulta médica por falta de facultativo”. Esto se produce cuando el profesional tiene que acudir a otro pueblo que no tiene asignado, debido generalmente a bajas sin cubrir. También cuando deben quedarse en el centro de salud, o no pueden acudir por cualquier razón, pero no hay quien les sustituya.
Y es que la falta de personal es uno de los mayores problemas que se ciernen sobre la sanidad, en este caso especialmente sobre la rural. Así lo explica la médica de atención primaria del municipio salmantino de Santibáñez de Béjar. “La sanidad rural se encuentra con falta de profesionales. Cada vez se va jubilando más gente, cada vez somos médicos más mayores y no hay personal para sustituir las jubilaciones o para cubrir las bajas de los médicos”, explica.
Estos recortes de personal, así como las reestructuraciones de la atención primaria en el medio rural y la pérdida demográfica de estas áreas, están suponiendo que cada vez la población cuente con menos horas de atención médica. Ya que, a la falta de profesionales, se le añade el hecho de que cuentan con diferentes pueblos bajo su responsabilidad. Es por ello que, en el mismo tiempo, deben atender las necesidades y desplazarse hasta los diferentes municipios.
En el caso de Santibáñez de Béjar, su facultativa explica “Yo vengo aquí todos los días entre semana. Los días que solo tengo este pueblo estoy de 10:30 a 13:30, y los que tengo que ir a otro pueblo me voy sobre las 12:30”. También señala que el municipio por el momento no se ha visto afectado por el recorte de tiempo. Sin embargo, “habrá que ver cuando se haga la reestructuración y se agrupen más las zonas, a lo mejor recortan o a lo mejor no”, dice.
Presencialidad y la cita previa
La llegada de la pandemia supuso el cierre de los consultorios locales. Bien por evitar contagios al acudir a ellos, bien porque los profesionales se encontraban “localizados” en los centros de salud. La reapertura de estos consultorios y la vuelta a la atención presencial ha sido la principal reivindicación tanto de población, algunos políticos y asociaciones. Sin embargo, esta médica de cabecera califica este asunto como “un error que se está diciendo entre la población”. “La presencialidad volvió a los consultorios hace un año. Yo sigo viniendo aquí desde hace un año ‘que se acabó la pandemia’ y estábamos todos localizados en el centro de salud. Entonces, se está diciendo que en los pueblos los médicos no van a los consultorios y, desde luego y en lo que a mí respecta, yo tengo que decir que es falso. Yo atiendo a todo el que quiere, voy a los domicilios y hago todo como siempre”, enfatiza.
La novedad que ha llegado para quedarse es la solicitud de cita previa. El usuario que necesita asistir al consultorio llama previamente y se le cita para acudir, si el médico lo cree conveniente. También se puede solicitar la cita previa por Internet a través del portal del Sacyl.
Esta práctica trae consigo una serie de problemas. Como asegura un vecino del municipio: “Hay veces que necesitas ir al médico y llamas para pedir cita. Pero el teléfono está ocupado y tienes que estar mucho tiempo esperando y volviendo a llamar”. Por su parte, otra vecina argumenta que “antes ibas al consultorio, esperabas tu turno y el médico te atendía. Ahora hay que pedir cita previa, pero hay gente que tiene problemas para esto, especialmente los mayores. Hay gente que no controla las nuevas tecnologías, por lo que la opción de Internet se descarta. Y hay gente con problemas de audición, así que llamar por teléfono y concertar la cita puede resultar una odisea”.
Por último, otra de las cosas que echa en falta la población, especialmente la de los pueblos que no tienen médico todos los días, es el transporte. El grupo de población mayormente afectado es el de las personas mayores. “En tu pueblo no tienes médico y te tienes que desplazar al de al lado. Pero mucha gente no conduce, ni tiene cómo acudir”, explica un vecino de avanzada edad. En este sentido, la médica de Santibáñez de Béjar coincide en que “la principal carencia es de medios de transporte”.