El atún es un pescado suyas propiedades lo convierten en un alimento muy beneficioso para el consumo. Sin embargo, no se recomienda hacer un consumo excesivo, puesto que puede conllevar ciertos riesgos.
El atún es un pescado azul considerado como graso, pues está compuesto por un 3,3% de grasa. A pesar de lo que se pueda pensar, esta grasa es rica en ácidos grasos omega-3, por lo que ayuda a disminuir los niveles de colesterol y triglicéridos en sangre. Además, reduce el riesgo de padecer enfermedades como la aterosclerosis y la trombosis.
Este pescado es rico en vitaminas y minerales. Contiene numerosas vitaminas del grupo B como la B3, B6 y B12, así como B1, B2 y B9, aunque en menor medida. También posee otras vitaminas liposolubles como la A y la D. En cuanto a minerales, el atún presenta algunos como potasio, fósforo y selenio, además de otros en menor cantidad como magnesio, hierro y yodo. Por todo ello, desde Eroski Consumer recomiendan su consumo e incluirlo en el menú semanal.
El único inconveniente que tiene este pescado es su consumo por parte de personas que padezcan hiperuricemia o gota. Esto se debe a que tiene un alto contenido en purinas, que el organismo transforma en ácido úrico.
Pese a todo, no es conveniente abusar del atún, especialmente en conserva. En este sentido, Leyla Juri, académica de la Escuela de Nutrición de la Universidad Católica de Maule (UCM), explica que es mejor consumir atún fresco o de latas al natural. “Siempre es mejor consumir un alimento fresco que uno en conserva”, apunta Juri.
En el caso del atún conservado en aceite, el porcentaje de grasa aumenta, procediendo esta del aceite. Si por el contrario se enlata al agua, tiene menos grasa que el atún fresco. En cuanto a los micronutrientes, también se ven afectados si el alimento se enlata, ya que se recude el calcio y el potasio, a la vez que aumenta el nivel de sodio debido al aumento de sal.