El proceso judicial del caso Alcàsser lleva abierto 29 años. A partir de unos restos de un cuerpo no identificado, encontrados en Irlanda, se ha reconstruido digitalmente el cráneo de dicho cuerpo. El parecido de la reconstrucción con Antonio Anglés podría suponer el fin de uno de los casos activos más longevo en España.
El crimen de Alcàsser tuvo lugar en 1992. Sin embargo, casi tres décadas después no se ha conseguido cerrar el caso, puesto que su presunto autor nunca fue hallado. A pesar de ello, una prueba de ADN podría suponer el fin del proceso.
El informe de una de las acusaciones populares que participa en el caso explica cómo habría sido la fuga de Antonio Anglés. Tras cometer el crimen, Anglés se habría realizado un cambio estético en Valencia. Posteriormente pasó por Cuenca y después por Portugal, donde montó en un barco como polizón, rumbo a Irlanda. En el trayecto fue descubierto y se lanzó al agua, donde se le perdió la pista.
Hace 15 años, en una costa en la isla de Lambay (Irlanda), se encontraron los restos de un cadáver no identificado. Ahora se ha podido reconstruir digitalmente el cráneo del cadáver, y las autoridades del país han pedido ayuda internacional para identificarlo. En España, las autoridades observaron un gran parecido entre la recreación y Antonio Anglés, por lo que han solicitado que se coteje el ADN del cráneo con el del fugado.
Por ello, en Irlanda están tratando de extraer ADN de los dientes para, posteriormente, realizar la comprobación. Los resultados finales podrían obtenerse en un máximo de 30 días, por los que la Policía española podrá confirmar si el cadáver pertenece al autor de Alcàsser. De ser así, el caso quedaría cerrado y se pondría fin a la orden de búsqueda internacional que pesa sobre él.