[dropcap]H[/dropcap]asta 1986, los autobuses urbanos de Salamanca eran viejos cacharros que echaban humo negro en los repechos y se paraban sin saber por qué en los lugares más inverosímiles. Nunca se sabía cuando debían llegar a las paradas y mucho menos si podías montar en ellos, ya que en las horas punta los usuarios sobresalían por las puertas que no llegaban a cerrar. Eran una catástrofe, y el vecindario clamaba por la mejora del servicio en la calle y, especialmente, en los medios de comunicación.
Llegó el día de enfrentarse con la situación y para ello convocamos un concurso en septiembre de 1986 para dotar a la ciudad de un nuevo servicio de autobuses. Se presentaron al mismo seis empresas, tres de ellas salmantinas.
Los técnicos, la Junta de Compras, la Comisión de Gobierno y el Pleno de la Corporación miraron con lupa cada una de las propuestas. Teníamos que decidir para quince años, y acertar suponía olvidar la pesadilla del transporte público salmantino, que no era ni transporte ni público.
La empresa adjudicataria se comprometió a la ampliación de líneas, a la renovación completa de la flota, mandando al desguace los viejos autobuses que estaban considerados un peligro público, y a adquirir veinte vehículos nuevos.
Pero para nosotros lo importante fue que se mantuviera la tarifa, ya que los usuarios del transporte público en Salamanca eran y son familias humildes y, por lo tanto, con muy pocos recursos para dedicar al transporte.
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1 comentario en «Autobuses urbanos»
Miraron con lupa las propuestas de licitación!!!!!!!!
Hoy lo miran con la mano por detrás.