Salamanca necesita la biodiversidad

Solicitud que realizan el Día Mundial del Medio Ambiente al Ayuntamiento de Salamanca
Poda con saña. Fotografía. Comité Antinuclear y Ecologista de Salamanca.

Hace nada menos que treinta años Paul R. Ehrlich y Anne H. Ehrlich nos advirtieron, con bastante exactitud, lo que iba a ocurrir en las próximas décadas: una gran extinción.

Siendo muchos miles las especies de plantas, insectos, hongos, virus, aves, anfibios, reptiles, mamíferos, peces y moluscos, su ritmo de extinción (150.000 al año) nos encamina a una catástrofe sin precedentes en la escala humana.

En el mundo de la ciencia, de la economía, del ecologismo político, etc. existe un amplio consenso en la importancia de la biodiversidad y en su valor fundamental para la humanidad. Gracias a la gran complejidad de la biodiversidad y de los ecosistemas obtenemos alimentos, materiales, servicios de los ecosistemas (reciclado de nutrientes y conocimiento) y hasta placer directo (observación de plantas, animales, paisajes…). Todo eso son valores útiles e imprescindibles. «Pero paradójicamente las políticas -casi todas- que se están aplicando en todos los niveles, son un fraude, o al menos están equivocadas», apuntan desde la asociación Comité Antinuclear y Ecologista de Salamanca.

Una pala destruyendo toda la vegetación junto a Salas Bajas, a orillas del Tormes. Fotografía. Comité Antinuclear y Ecologista de Salamanca.

Y eso también está ocurriendo en nuestra ciudad, gobernada desde hace varias décadas por un partido insensible con los temas medioambientales. «Por mucho que nuestro alcalde y concejala de medioambiente nos hablen todos los días de su preocupación por los parques, plazas, por el Tormes, además de adornar nuestras calles con flores, nuestra ciudad lleva el rumbo sin un solo indicador que demuestre que es el correcto; ¡más valiera que sus palabras regresaran a su núcleo de silencio!», aconsejan desde la asociación.

En esta asociación, el Comité Antinuclear y Ecologista de Salamanca, consideran que Salamanca tiene un gran retraso en algunos cambios que habría que haber introducido ya. Cambios radicales que sí se están llevando a cabo en muchas ciudades europeas.

Flores silvestres en el barrio del Zurguén. Fotografía. Comité Antinuclear y Ecologista de Salamanca.

«Nuestro gobierno municipal se limita a la instalación de ‘hoteles’ para insectos, oasis de mariposas o floreros en las farolas; siempre con amplio reportaje fotográfico, eso sí, si es con niños, mejor. Pero a la vez produce graves daños a la diversidad biológica con procedimientos antiecológicos en los parques, en los solares ‘vacíos’, o en proyectos como el de los ‘Corredores Verdes’ en las márgenes del Tormes y el Vía de la Plata», apuntan.

Hace unos días, anunciaba que se iban a tratar nada menos que 300.000 m2 con maquinaria pesada y desbrozadoras para prevenir incendios y plagas. Destrozará los suelos (que pueden tardar siglos en formarse). Aniquilará toda la vida en esos 300.000 m2. «No defendemos que en este caso no haya que hacer nada. Pero lo que no se puede hacer es matar moscas a cañonazos», especifican.

Una máquina desbrozando arbustos en la zona del Zurguén. Fotografía. Comité Antinuclear y Ecologista de Salamanca.

«Todos, pero principalmente nuestro gobierno y oposición municipal en el Ayuntamiento, tendríamos que empezar a ver la poca naturaleza que en la ciudad queda con menos prejuicios. Admitir que, si necesitamos la biodiversidad, no nos queda más remedio que respetarla, aceptando algunos inconvenientes, como puede ser un paisaje más complejo, aparentemente más caótico. Respetarla, la mayoría de las veces, es simplemente no tocarla, dejarla en paz», concluyen desde la asociación Comité Antinuclear y Ecologista de Salamanca.

***Día Mundial del Medio Ambiente.

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