Opinión

Itinerario artístico-sentimental por el barrio Garrido (II)

La entrada de Vialia. Fotografía. Pablo de la Peña.

[dropcap]L[/dropcap]a idea del itinerario surgió a partir de un intenso e hilarante debate con dos alumnas que reiteraron su negativa a visitar Garrido por «su elevado índice de criminalidad». Vivir para oír. Garrido es un barrio tranquilo, obrero en origen y mayoritariamente de clase media en la actualidad. Lamentablemente, el último ha año ha aparecido más de lo deseable en la sección de sucesos, pero si contamos conflictividades, el modélico Centro suma bastantes más. El caso es que la disputa, con algún momento memorable, comprometió al autóctono a justificar por escrito que Garrido también tiene su interés para los amantes del arte.

La primera parte de este artículo apenas nos permitió mencionar las iglesias, que en nuestra tradición, cuando hablamos de arte, son siempre el punto de partida. Las viviendas no se pueden considerar, pues salvo alguna pasable, predomina lo espantoso. Sin embargo, en los últimos años sí que se ha levantado algún edificio de interés.

La estación de ferrocarril, reconvertida en centro comercial, es de lo mejor que se ha construido en Salamanca durante el siglo XXI. Se inauguró en 2001 y su proyecto estuvo dirigido por el salmantino Antonio Fernández Alba, académico y premio nacional de arquitectura. La marquesina, que une la practicidad del ingeniero con el buen gusto del artista, sobresale en un edificio que combina la piedra _arenisca y granito_ con el cristal, hierro y materiales sintéticos. La sujeción, con pilares de hierro articulados en V doblada, da un dinamismo muy original para este tipo de edificios. Renfe, promotora de la construcción de Vialia, retiró de la estación anterior la única escultura de Martín Chirino que había en Salamanca, Landscape. Para compensar, delante del nuevo edificio colocó una espectacular escultura ecuestre en bronce de un caballero medieval, realizada por el madrileño, especializado en escultura urbana, Pedro Requejo Novoa.

En Garrido Norte, sobre el mítico campo de Los Charritos, donde el garrideño más universal, Vicente del Bosque, comenzó a dar sus primeras patadas al balón, se alza uno de los edificios emblemáticos del 2002, el Multiusos Sánchez Paraíso, el último que se inauguró y el más costoso. Su arquitecto, el gallego Xosé Manuel Casabella, construyó el mayor edificio cerrado de la ciudad. Combinando el hormigón con el hierro y el cristal, el resultado es una construcción funcional, capaz de albergar todo tipo de espectáculos, que presenta al exterior una imagen de modernidad en la que sobresale la enorme cubierta, realizada a base de piezas de aluminio que le dan continuidad. A pesar de su volumen, la impresión es de livianidad, acentuada hacia el lado oriental con la mayor elevación del cerramiento acristalado, que aligera el muro e ilumina el interior. Dentro se ubicó la escultura del protagonista, el atleta olímpico de Lagunilla José Luis Sánchez Paraíso. Fue realizada en bronce por el desde hoy querido y recordado Fernando Mayoral.

Casi al lado está también el último edificio notable del barrio, la Biblioteca Torrente Ballester. Se construyó en 1998 bajo la dirección de Gabriel Gallegos y Juan Carlos Sanz. Sencilla en la distribución de los espacios, al exterior las fachadas se resuelven con armónicas soluciones cúbicas de gran plasticidad. A la entrada está colocada una buena escultura de Salvador Amaya, dedicada al insigne escritor gallego que se hizo salmantino.

(Continuará)

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