El cáncer de páncreas, pese a no tener una prevalencia muy alta, cuenta con unas tasas de letalidad muy elevadas. En España, es el tercer tipo de cáncer que produce más muertes, además, es una patología que ataca sin previo aviso.
Según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), el cáncer de páncreas tiene una tasa de prevalencia bastante baja. En términos generales, un 3,1% de los tumores diagnosticados en 2020 en España son de este tipo. No obstante, es el tercer tipo de cáncer con una mayor tasa de mortalidad, siendo el causante del 6,7% de los fallecimientos.
Actualmente se desconocen las causas exactas del cáncer de páncreas. Además, uno de los problemas fundamentales de esta patología consiste en que, en la mayoría de los casos, no produce síntomas en los estadios iniciales. “En general, esta patología en fases iniciales no produce síntomas. Por lo que suele diagnosticarse en estadios avanzados y su mortalidad es muy elevada, llegando al 90%. Solo a medida que el cáncer progresa presenta síntomas”, explica la doctora de la FEAD, Mileidis San Juan Acosta.
Entre sus síntomas principales, y uno de los primeros en manifestarse, está la ictericia, que conlleva que la piel y los ojos se vuelvan amarillentos. Además de las afecciones en la piel, puede provocar que la orina se vuelva oscura, las heces fecales pálidas o grasosas y picor en la piel. Otros de los síntomas que se asocian a esta patología son el dolor de abdomen o espalda, la pérdida de peso y falta de apetito, las náuseas y vómitos, el agrandamiento de la vesícula biliar y el hígado, los coágulos sanguíneos o la diabetes.
Respecto al diagnóstico de la enfermedad, hay varias pruebas, como la analítica, para estudiar algunas enzimas hepáticas u otros marcadores. En cuanto a pruebas radiológicas, la más efectiva es la Tomografía Computarizada (TC) o scanner, que muestra la existencia del tumor, así como su extensión y si hay metástasis. Por otro lado, también se pueden realizar ecoendoscopias o colangiopancreatografías retrógradas endoscópicas (CPRE).
Finalmente, sobre el tratamiento, “las opciones en este tipo de cáncer son las cirugías, la quimioterapia, y en ocasiones la radioterapia. Normalmente se intercalan entre ellas, existiendo varias combinaciones posibles. Se decidirá según la ubicación del tumor, tamaño, extensión, si hay ganglios afectados o metástasis, afección de vasos sanguíneos, la edad o la patología asociada”, indica Acosta.
