La llegada de las altas temperaturas supone un aumento de numerosos insectos, como los mosquitos. Estos animales pican para obtener sangre con la que alimentarse. Sin embargo, los mosquitos no pican a todas las personas por igual.
A través de sus picaduras, los mosquitos pueden transmitir enfermedades como la fiebre el Nilo occidental, el zika, el dengue, la fiebre amarilla, la malaria, etc. Además, como resultado de sus picaduras surgen en la piel lesiones que pueden resultar muy molestas. Estos motivos llevan todos los años a que la gente se pregunte por qué los mosquitos pican a unas personas y a otras no.
En primer lugar, hay una serie de señales físicas y químicas que condicionan la atracción de los mosquitos hacia unas personas u otras. Especialmente, estas son el calor, el vapor de agua, la humedad, las señales visuales y los olores emanados por la piel. Estos últimos consisten en el factor más importante. Pese a ello, actualmente no se comprende bien cuáles son los aromas que más atraen a estos insectos.
Por otro lado, recientemente se ha demostrado que los virus del dengue y el zika alteran el olor de los ratones y humanos infectados. De esta manera, se vuelven más atractivos para los mosquitos, favoreciendo que piquen al huésped, tomen su sangre infectada y la transporten con el virus a otras personas. Esto lo logran modificando la emisión de la acetofenona, una cetona aromática muy atractiva para los mosquitos.
Por último, también hay microbios que cambian el olor de los humanos, haciéndolos más atractivos para los mosquitos. Entre otros casos, los pacientes infectados con el parásito causante de la malaria (Plasmodium falciparum) resultan más atrayentes que los sanos para los mosquitos Anopheles gambiae, vectores de la enfermedad.