Teníamos con Benito González un reportaje pendiente desde que presentó Barbarie, el libro con el que quedó finalista en el premio Planeta. Durante aquella charla, nos habló de lo que le gustaba la música y que en su casa tenía una colección de más de 14.000 piezas entre singles y LP, casi todos en vinilo. Comprometimos otro encuentro y le pedimos que nos recibiera con una canción especial para él.
Así lo hizo. El grupo que eligió fue T.Rex, una formación británica de los 70, con uno de sus éxitos, The children of revolutión. El motivo: Fue el primer single que compró y con el que comenzó su colección a medidos de la década de los 70 en Alemania. “Me gastaba la paga semanal en música, la de esa semana y la de la siguiente, sobre todo cuando había ofertas en los grandes almacenes”, recuerda entre risas Benito González.
Se le ve disfrutar deslizando los dedos por los cajones y pasando los discos, meticulosamente ordenados, porque como el mismo asegura si no fuera así, “me volvería loco para buscar y encontrar una canción”. Según los va pasando menciona los títulos de las canciones, los líderes de los grupos o las propias bandas. “Al final vas coleccionando de todo. La colección va surgiendo sola, sin darte cuenta. Un buen día, allá por el 2002, me di cuenta que tenía unos 7.000 discos. Se lo ofrecí al Ayuntamiento en la Capitalidad, porque pidieron que los ciudadanos presentáramos proyectos, mi propuesta era hacer una exposición de rock en formato single, que era lo que tenía. No les interesó, no les gustó la idea o no había presupuesto. No obtuve respuesta. Me decepcioné”.
Salamanca ahora está celebrando el 20 aniversario de la Capitalidad. Preguntamos a Benito González si dejaría sus 14.000 piezas, “casi 15.000. Solo si me aseguran que los iban a proteger”.
En estas dos décadas, el coleccionista de música cuenta que ha cambiado su forma de escuchar la música, del rock más duro a “canciones más tranquilas”. Eso sí, algunas veces, sin que suban los vecinos a decirle que baje la música, la pone a todo volumen.
¿Cuál es la canción que más veces ha pinchado?
The lamb lies down on Broadway, de Genesis. Es una canción mítica de ellos y para mí también lo es. Conocí a una chica en Alemania, Ingrid, mi primera novia, y tenía un tocadisco que si no cambiabas el disco, volvía a empezar la canción. La escuchamos muchas veces. (Risas)
Le trae buenos recuerdos.
Sí. Me lleva al año 75. En aquel entonces el vocalista era Peter Gabriel, Phill Collins tocaba la batería. Fue la etapa más creativa del grupo, luego se hicieron más comercial. ¿Te gusta Elton John?
Sí.
Lo he visto varias veces. Ahora, no voy a ir a Barcelona, porque es carísima la entrada. También vi a David Bowie y a Shirley MacLean, que estaba enamorado de ella. No me hizo caso (Risas). Ya estaba yo con Ingrid… La hubiera dejado Shirley (Carcajada). Ese concierto me dejó huella. Tengo el disco de la gira que hizo.
¿Qué le da la música?
Le da color a mi vida. Soy muy positivo, alegre, extrovertido,… Tiene un efecto en mí que me calma y me hace sentir bien.
¿Pone música por las mañanas?
A todas las horas. Excepto cuando estoy escribiendo poesía, porque me voy.
Sé que será difícil elegir entre estos casi 15.000 singles, pero ¿cuál sería la banda sonora de su vida?
Si yo hablara de un trabajo completo, elegiría el Captain Fantastic, de Elton John. Casi todas las canciones son baladas, pero cuando lo escuché, me pareció perfecto. ¿Qué canciones elegiría? The lamb lies down on Broadway, de Genesis, The children of revolution, de T. Rex, Lovin you, de Minnie Riperton, una artista que se murió muy joven. Para mí, Lovin you es la canción de amor por excelencia. Jimmy ruffin; de Queen me quedaría con Somebody to love; de los Rolling Stone, Angie…
Le gusta la parte romántica del rock.
Sí. También me gusta mucho de Alan Parson, Old & Wise.
¿Habla inglés?
Un poco. No tanto como el alemán. Estas son las canciones que estoy escuchando más ahora. Cuando conocí a Ingrid hace 40 años bailaba Bonie M (carcajada) Vas cambiando de gustos. El gusto es muy cambiante. Lo que antes te parecía extraordinario, con el tiempo pierde esa calidad, quizá porque has machacado mucho esa canción. Me voy haciendo viejo…
¿La música envejece?
No, es la persona. La música es hermosa desde que nace. La canción que es buena, siempre lo será. Otra cosa es que el oído te cambie y lo que antes te sonaba muy bien, te vas adaptando o disfrutas de otras músicas. Mozart es eterno.
¿Cree que al vivir en Alemania le ayudó a amar la música?
Al que le gusta la música, le gusta en España y Alemania. Lo cierto es que el estilo musical te puede cambiar. Si yo hubiera vivido aquí en los setenta, hubiera escuchado mucho cantante romántico italiano, me hubiera adaptado a este tipo de música. En Alemania disfruté de otro estilo.
Lo que sí es cierto es que me fui a Alemania con menos de 9 años, mis padres y mi hermano trabajaban. Salía a las 14.00 horas de clase y ellos llegaban a las 20.00 horas, esas horas estaba solo, no había la tradición de pandillas. ¿Qué hacía durante ese tiempo? Escuchar música. Adquieres un amor a lo que está sonando, porque es tu compañía, tu gran amigo,… Es eso que no te falla. La música es el ente que está en ti. Siempre ponía música. Cuando descubrí los vinilos, los ponía a todas horas, y así empezó la colección. La música es mi gran grupo de amigos, por así decirlo. Ha sido un placer reunir todo esto.
*** Benito González García tiene un programa en Radio Oasis de música, Vinilos a 45, es el más longevo de los programas musicales de Salamanca.