Impotencia, soledad y solidaridad son las tres palabras que más se repiten en la conversación con vecinos de Morasverdes que, sin duda, pasaron la peor jornada de sus vidas, ese nefasto 15 de julio cuando a eso de las 8.00 horas les dijeron que tenían que evacuar el pueblo.
No todos se fueron. Los que se quedaron a vigilar primero, atajar después y, por último, defender lo suyo, cuentan que durante las horas que transcurrieron desde el desalojo hasta el día siguiente, sintieron una gran impotencia al verse solos. «Fue una locura. Nosotros nos quedamos porque conocemos el terreno, por lo que creíamos que podíamos ser de utilidad para los efectivos que vinieran, pero aquí, el primer día, no vino nadie. El segundo sí, tuvimos de todo por el aire y por la tierra, pero el primero estuvimos solos», explican.
Relatan que lo que vieron ese 15 de julio «no lo habíamos visto en la vida. Hicimos un cortafuegos de más de 80 metros de ancho, unido al río Tenebrilla, una zona que hay entre Guadapero y Morasverdes. Queríamos recibirlo a la bajada, porque cuando el fuego está bajando corre menos que cuando sube debido al calor. Esperamos un poco. Ya próximo a nosotros se levantó una especie de galerna, un vendaval. Pasó por encima de los coches y se difuminó en seis o siete fuegos que comenzaron a propagarse a gran velocidad, que han pasado por encima de encinas de replantación, no han quemado las copas y no han echado a arder de la velocidad con la que iba el fuego, pero se secarán por el calor que han soportado, aunque están sin quemar».
De ahí, cada uno se fue a defender lo suyo, a liberar a sus animales, a cortar cercas para que pudieran correr. «Hay una finca que conocemos aquí como el Castillo que se quemó entera en cuestión de 10 minutos. Parecía como si hubieran puesto una especie de acelerante».
Están convencidos de que si el primer día, la jornada de la evacuación, hubieran tenido los medios del segundo día, «se habría apagado, al menos eso es lo que pensamos». Denuncian que los medios se quedaron en Las Batuecas. «Creemos que ha habido mucha descoordinación entre los medios», apostillan.
Sobre el enfrentamiento que hubo con la Guardia Civil, se defienden diciendo que solo estaban protegiendo lo suyo. No obstante, también dan las gracias a algunos de los agentes que en un momento determinado les echaron una mano arreando a los animales.
Al igual que dan las gracias a los vecinos de otros municipios que se acercaron con maquinaria a ayudar en lo que pudieran. «No habíamos visto nada igual. Hemos visto quemarse muchas veces la sierra, pero no había bajado por estas laderas. ¡Qué no se repita», concluyen.