En su XXXIV edición, la Feria del Barro vuelve a abrir sus puestos para artesanos de distintas partes, tanto dentro de Castilla y León, como de otras comunidades y hasta desde el país vecino de Portugal.
Texto y fotos: Pedro Aristarain
La feria sigue experimentando los todavía recientes cambios por su nueva localización en la Plaza de Anaya, desde que en 2019 dejaron la Plaza de los Bandos.
Esto provocó un gran empuje a los artistas de la feria ya que la nueva ubicación, por su tránsito de turistas, generó una mayor cantidad de gente y mejores números en ventas. “Merece la pena estar aquí”, explicaba Íñigo Dueña de Alba de Tormes, quien lleva más de 30 años en esta exposición con su trabajo de murales cerámicos y bisutería.
El evento contó este viernes con la visita de Ana Suarez, teniente de alcalde, y Juan José Sánchez, concejal de promoción económica, comercio y mercados, representando el apoyo del ayuntamiento a la iniciativa artística. Sánchez definió como un objetivo impulsar la visibilidad del sector artesano y de lo que aportan artística y económicamente.
En esta exposición hay a artesanos que continúan con un legado familiar de más de 100 años como Tomás, quien también es parte de la organización del evento, con la filigrana de Alba de Tormes es una técnica típica de alfarería tradicional y se está buscando la declaración como bien de interés cultural.
Varios de los artesanos implicados se expresaron felices por como esta temporada de verano se estaba desarrollando y con el movimiento que mantiene vivas las tradiciones e iniciativas artísticas en la ciudad.