Preguntamos a Jesús Málaga por qué eligió la terraza del Novelty para charlar sobre su último libro: ‘La vida cotidiana en la Salamanca del siglo XX. 1940-1975’.. Lo bueno que tiene Jesús Málaga es que siempre contesta a todo. “Tradicionalmente, los concejales cuando salían del Ayuntamiento, los de izquierdas venían al Novelty y los de la derecha a Las Torres. Además, aquí se hacían las tertulias de los intelectuales. Desde Unamuno a Torrente Ballester”.
Jesús, ha recorrido la historia de Salamanca desde 1898 hasta 1975 en tres libros. ¿Qué visión le ha dejado ese repaso?
Una visión rara. Lo sorprendente es que siendo Salamanca una ciudad pequeña, tan alejada del poder y tan conservadora, ha sido protagonista durante todo el siglo XX. Pero, protagonista de la leche.
¿Si?
En la primera parte del siglo XX, Salamanca logra concitar a personajes de talla internacional.
¿Por Unamuno?
Por Unamuno, pero los concita aquí. Es verdad que Unamuno es vasco, pero es catedrático aquí y da clases en la Universidad de Salamanca. No solo él, también está aquí Dorado Montero, que es el que da la vuelta totalmente al Derecho Penal. En el mundo clerical está el Padre Cámara, que es dentro del mundo conservador, un hombre revolucionario.
¿A qué se refiere con lo del Padre Cámara?
Asienta el conservadurismo de estas tierras por secula seculorum.
¿Cómo se comportó Salamanca en la República?
Salamanca destaca porque se logra aquí la unión de todas las derechas, con la CEDA -Confederación Española de Derechas Autónomas-, es la protagonista de la España de la derecha. Después, se unirá gran parte con Franco para dar el golpe de Estado.
Hablando de Franco. Vivió en Salamanca.
Eso es. Durante la Guerra Civil, Salamanca es la capital de facto del gobierno rebelde.
¿Cómo vivió Salamanca el Franquismo?
Aquí se logra ensayar lo que es una Ciudad de Dios. Una ciudad entregada a construir lo que sería el Nacional Catolicismo. Aquí se ensaya el Nacional Catolicismo más claro y evidente. Para ser una ciudad pequeña, logra estar en todas las salsas.
¿Cuántos habitantes tenía Salamanca durante el Franquismo?
Entre 70.000 y 80.000 habitantes.
¿Cómo absorbe esa población a los 45.000 religiosos que llegan en esos años donde se fragua el Nacional Catolicismo?
(Silencio) Franco se compromete con la Iglesia en restituir en Salamanca las dos facultades eclesiásticas que se habían desaparecido en el siglo XIX. La Facultad de Teología y la de Derecho Canónico. Los obispos españoles querían restituir, pero hay una oposición muy fuerte dentro de la Universidad de Salamanca, incluso dentro de la propia gente del régimen. No veían que dos facultades que no consideraban de nivel científico entraran ahí. Se oponen tan radicalmente que Franco le da la vuelta y le promete a Plá y Deniel, con el que está en deuda por dos cosas, porque le cede su Palacio Episcopal y porque hace la Pastoral famosa, en la que apoya el golpe de Estado con todos los obispos.
¿Cómo le devuelve Franco el favor al obispo?
Haciendo la Universidad Pontificia de Salamanca, con las dos facultades, Teología y Derecho Canónico.
Y así llegan los clérigos…
Es que además, Franco hace con el Vaticano una especie de convenio por el cual todas las grandes congregaciones y las pequeñas tienen que tener en Salamanca su sede para estar representada en la Universidad Pontificia, bien las de hombres, en Teología, pero también las de mujeres.
¿Fue así?
Sí. Si cogemos las guías eclesiásticas de la Diócesis de Salamanca, te encuentras con más de doscientas instituciones religiosas, algunas con cientos de clérigos, otras con diez o doce, pero son más de doscientas, entre las de hombres y mujeres, que establecen aquí su convento y crean la llamada Ciudad de Dios o la del Nacional Catolicismo.
Usted ya vivía en Salamanca. ¿Cómo lo veían los salmantinos de calle?
Yo vivía en la calle del Prado, por lo que veía pasar por la calle de la Compañía a centenares de curas vestidos de sotana, con la coronilla… aquello era… repartían estampitas y daban caramelos. íbamos, le besábamos la mano y… éramos niños.(Sonrisa)
Los periódicos son una fuente donde se documenta para sus libros. ¿Qué reflejaban los diarios?
Todo eran rosarios, novenas,… exposiciones al Santísimo, misas conmemorativas,.. Era una vida entregada al altar. Era una ciudad totalmente santa. Los niños comentábamos que Santa Teresa había dicho que Salamanca se convertiría en tabernas, que había muchas (Risas), o en conventos, que también los había.
¿Había muchos universitarios?
La Universidad de Salamanca tenía cuatro facultades. El final del siglo XIX y principios del XX estuvo a punto de desaparecer. En la Facultad de Letras habría una treintena de alumnos; en la de Derecho, no llegarían a cincuenta; Medicina pasaría del centenar y Ciencias, unos poquitos. Los que rellenaban el número de alumnos eran los institutos que se contaban entonces en la Universidad y las dos ‘Normales’, que era donde se preparaban los maestros y maestras, aquí estudiaban muchas persona. Entonces no eran universitarios, como ahora, eran Escuelas Normales, que estaban ligados a la Universidad. El último rector que hace una consideración donde dice que Salamanca no está creciendo en facultades es Alfonso Balcells Gorina, catedrático de Patología General de la Facultad de Medicina, que al despedirse se queja de que Salamanca no ha crecido en sus años.
¿De qué año estamos hablando?
En la época de mi carrera universitaria. Fue rector desde 1960 hasta 1968.
¿Por qué no se hizo la Ciudad de Dios?
No se logra por tres cosas. La primera, porque muere Pio XII y nombran papa a Juan XXIII, que viene con unos aires completamente opuestos. Segundo, se convoca el Concilio Vaticano II que da al traste con toda esa política eclesial. Y, tercero, en Salamanca se muere el sucesor de Plá y Deniel, que era Francisco Barbado, y se nombra un obispo totalmente opuesto, Mauro Rubio Repullés. Le dimos la Medalla de Oro de la ciudad y al recibirla dijo: ‘A mí me llamaban el obispo rojo’. (Carcajada) Don Mauro crea la Cátedra Pablo VI. La Iglesia cambio mucho en esos años, se dejó de decir misa en latín, las eucaristías eran más ‘ye ye’, tanto es así que en Salamanca había un dicho: ‘Nos están quitando hasta la religión’. (Risas)
Hubo una época en Salamanca que había misas en vasco. ¿Cómo casa esto con el Nacional Catolicismo?
Salamanca tiene dos mundo que nada tienen que ver el uno con el otro. En Salamanca compite una ciudad rabiosamente actual, como es la universitaria, donde puedes encontrar profesores distinguidos en las materias más punteras, con muchas personas venidas del campo. Son dos mundos que nunca se han tocado.
¿Cómo se reflejaban esos mundos en los periódicos?
Antes del Franquismo había bastantes periódicos en Salamanca, pero durante la dictadura se redujeron a dos, La Gaceta y El Adelanto, más la Hoja del Lunes. La Gaceta era el periódico de la derecha, del Movimiento, y El Adelanto era más abierto. Los periodistas de ambos periódicos se juntaban el lunes en La Hoja del Lunes. También había periódicos religiosos y muy conservadores. En general, la sociedad salmantina es muy conservadora, pero al lado, sin tocarse, estaba otra totalmente abierta, la universitaria.
¿Cómo fue avanzando Salamanca?
Hasta muy avanzando el siglo XX la capital era pequeña, no tenía poder sobre la provincia. El poder de atracción lo adquiere cuando la provincia se va adelgazando, se va quedando envejecida y está empezando a vaciarse y se va concentrando la población en la ciudad y en los municipios de alrededor. Todo esto viene ya con la Democracia.
¿Cómo vivió Salamanca la clandestinidad?
Todo era en la Universidad. Las manifestaciones, la oposición al régimen, el nacimiento de los nuevos partidos, los movimientos sociales,.. están en la Universidad, cuyas facultades están en el Casco Histórico. La verdadera oposición la hace la Universidad, que ha crecido mucho. Había muchos estudiantes de Medicina, Letras y Derecho.
¿Quién vendía los libros ‘prohibidos’?
En Cervantes, la familia Ruipérez, que fue una familia represaliada. Un Ruipérez fue presidente de la Diputación durante la República. Si te conocían, te pasaban a una especie de reservado…
¿Pasó alguna vez?
Sí. (Sonrisa)
Háblenos de los hermanos Centenera.
Los Centenera eran muy curiosos. Vivían al lado de Carmen Martín Gaite y allí tenían la librería. Tenían libros de mucho valor. Era el lugar donde alumnos y profesores de la Universidad íbamos a buscar reliquias. Eran un desastre (Risas) Tenías que rebuscar, no había clasificaciones, pero sí que había muy buenas ediciones de libros.
Y la familia Núñez, los de El Adelanto.
La familia Núñez tenía un inconveniente. Eran muy conocidos como comunistas, por lo que los tenían muy marcados. No los dejaban ni mover.
¿Había contrabando?
Sí, pero muy pobre. Lo que sí hubo al finalizar la Guerra Civil y al principio de la II Guerra Mundial fueron las transacciones con alemanes e ingleses por el wolframio.
¿Hubo muchos arrestos en esos primeros años de la dictadura?
La dictadura de Franco fue muy larga. Desde principio de los cuarenta hasta mediados de los cincuenta, la dictadura tiene un comportamiento muy duro. Los tribunales son muy duros. En este libro saco todo el tema de San Román, los de la central lechera.
La queda la Transición…
Sí, pero ese ya es otro libro. (Risas)
**** Jesús Málaga presenta el 26 de septiembre a las 20.00 horas en el Casino de Salamanca su último libro ‘La vida cotidiana en la Salamanca del siglo XX. 1940-1975
2 comentarios en «“Salamanca pudo ser Ciudad de Dios”»
Siempre se aprende de Jesús Málaga, su conocimiento sobre Salamanca es un orgullo para todos los salmantinos. Graciasss profesor, alcalde… salmantino.
Me ha encantado la entrevista, con buenas preguntas y abundante repuesta. Gracias a Lira por acercarnos y dar a conocer otros aspectos de Salamanca que, aunque a la vista, están velados y semi-ocultos. Y en este caso con un magnífico protagonista como Cicerón de la historia charra, que es Jesús Málaga. Bravo y enhorabuena.