El presidente de la Diputación de Salamanca, Javier Iglesias, “censura y se niega” a que en el Pleno de la institución provincial se puedan debatir dos mociones registradas en tiempo y forma por el PSOE, excluyéndolas y eliminándolas del orden del día, sin dar justificación legal ni en base a cumplimiento normativo alguno, con el único argumento de que “aquí mando yo y se hace lo que yo diga”, según ha denunciado este jueves el portavoz del Grupo Socialista, Fernando Rubio.
En la primera de estas mociones el PSOE pedía la dimisión del propio de Javier Iglesias, que además de presidente de la Diputación es presidente del PP de Salamanca, por su imputación en el “caso primarias” donde se le investiga por un presunto delito de financiación ilegal de su propio partido.
Una moción que el grupo socialista ya presentó hace un año, cuando se produjo dicha imputación, junto a la del PP de Salamanca y su gerente, porque ya en aquel entonces se decía por parte de un juez que existían indicios racionales de la presunta comisión de un delito de financiación ilegal de un partido, en este caso el PP de Salamanca, o de la existencia de una trama donde Javier Iglesias parecía el principal organizador, imputación que fue recurrida por los implicados.
Por aquel entonces, la única respuesta que dio el propio Javier Iglesias fue, ha declarado el portavoz socialista, “que ya se aclararía todo y que algunos tendrían que pedir perdón”, ahora, ha continuado Fernando Rubio, una vez ratificada dicha imputación, “no hemos visto obligados a presentar de nuevo dicha moción, pidiendo su dimisión porque, antes como ahora, esta situación le incapacita para ejercer como presidente de la Diputación”.
“La situación ya está clara, y todo ha quedado ratificado”, ha añadido el portavoz del PSOE, y en este sentido, “está claro que la Diputación de Salamanca lleva un año con un presidente imputado por presunta financiación ilegal del Partido Popular y que dicha imputación se mantiene tras rechazar el juez su retirada, una situación anómala, intolerable, y Salamanca no merece estar presidida por alguien que está en tela de juicio e imputada en los tribunales”.
Para Fernando Rubio hoy por hoy en la Diputación “no existe una ejemplaridad moral, y el señor Javier Iglesias es un lastre para nuestra provincia por ser una persona socialmente señalada, éticamente interpelada, y absolutamente inhabilitada desde el punto de vista institucional”.
Dónde va a ir el señor Iglesias, se ha preguntado el portavoz socialista, “qué autoridad va a tener cuando vaya a cualquier administración a gestionar, que es lo que tiene que hacer cualquier presidente de Diputación en beneficio de su provincia, cuando departa con otros cargos públicos, si es una persona señalada”.
En esta línea, Rubio ha calificado “como vergonzoso” que el señor Javier Iglesias “tenga la desfachatez de impedir” que en el seno de la Diputación, “que es la casa más afectada” se debata sobre la situación, “sobre sus tropelías, sus desmanes cuando además podría tener la posibilidad de defenderse”.
Por primera vez en la historia de la Democracia, concluyen desde el PSOE, un presidente de Diputación impide que se debata sobre asuntos presentados en tiempo y forma, “censura y elimina” del orden del día dos mociones, la que se pide su propia dimisión, y la relativa a la reprobación del vicepresidente de la Junta “por su permanente actitud en cuanto a la proliferación de injurias, insultos y su inclinación por perpetuar y generar un ambiente insalubre y tóxico” en las Cortes de Castilla y León, “un hecho intolerable que recuerda a tiempos pasados”.
1 comentario en «Iglesias censura una moción que pide su dimisión»
Bajo la apariencia de un ser anodino se esconde un pájaro que tiene como única razón de vida mantenerse en la poltrona. Sobrevive a escándalos como la adquisición de un patrimonio inmobiliario fuera de sus posibilidades denunciado por la revista Interviú y que nadie ha rebatido, su aterrizaje en las listas electorales de Beleña para conseguir su sillón con votos de los abuelos de su Residencia, su negativa a convocar a sus propios correligionarios al Congreso en el que le iban a cortar las barbas, los escándalos en la Salina con las dietas de sus protegidos, la puñalada trapera a colaboradores/as que tenían criterio propio, etc, etc…En fin una muestra de lo que es capaz un caballerete con el inestimable apoyo de otro tramposo que debe su puesto en Valladolid a las trampas que ahora se juzgan. Con un alzacuello bien puesto podría pasar por un predicador pero, no se fíen, no lo es.