Se sacrifica el ganado infectado de tuberculosis bovina, pero no se acaba con la enfermedad y, sobre todo, no se controla la fauna silvestre que, como ocurre en Salamanca, es ahora el principal vector transmisor de la enfermedad al ganado que se cría en explotaciones extensivas (el agnado está suelto en la finca). Es una situación que no se resuelve y tiene en vilo de los ganaderos salmantinos, cuya desesperación ha azuzado y manipulado Vox con falsas promesas imposibles de cumplir cuyas consecuencias hemos visto todos, sin aportar nada para solucionar el problema. Carlos Sánchez, de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) de Salamanca, explica lo que ocurre con las vacas.
Carlos Sánchez Rodríguez resume toda esta cuestión en una frase: “los ganaderos están cansados de llevar años y años matando vacas sin adelantar nada”. Así pues, en una entrevista concedida a La Crónica de Salamanca, aclara que “se mata al ganado, lo que provoca grandes pérdidas para el ganadero, pero no se acaba con la enfermedad”.
La tuberculosis bovina (TB) es “una enfermedad que afecta al vacuno, de obligada erradicación por parte de la Unión Europea y que no está contrastado que en los últimos años se hayan producido casos de transmisión a humanos”, explica. Esta patología, causada por la bacteria M. bovis, puede transmitirse entre animales al comer o beber del mismo lugar. En el caso de la transmisión a los humanos, los CDC de Estados Unidos aseguran que es “rara” y se puede producir al consumir productos lácteos no pasteurizados.
Las consecuencias de la tuberculosis, que afecta sobre todo a los pulmones del ganado, “son muy escasas”, explica Sánchez, quien explica que “no es una enfermedad tan gravosa para el animal”, y es que “hay vacas que han tenido tuberculosis, no han sido detectadas en muchos años y cuando van al matadero se ven signos de la misma, y la vaca estaba perfectamente”. “Con la lengua azul en el ovino, que se muere la oveja. Eso no pasa con la tuberculosis ni de lejos”, apunta.
Por otro lado, aclara que “la carne de una vaca que ha dado positivo y se manda al matadero, pasa a comercializarse como cualquier otra”. “No hay ningún problema en el consumo, esta carne es igualmente consumible y es algo que se lleva haciendo desde siempre”. “El que diga lo contrario no sabe lo que dice y se está inventando las cosas”, asegura, mostrando su enfado ante “todos los comentarios sensacionalistas que se están escuchando últimamente”.
En cuanto a la propagación, Sánchez indica que “hay dos vías”. Una de ellas es entre las mismas vacas y, la otra, “por factores externos, como la fauna salvaje”. “Algunos animales como el gamo, el ciervo, el tejón, etc. contraen la enfermedad igual que el ganado, y la van transportando de charca a charca, de bebedero a bebedero o de comedero a comedero”, señala.
“En Salamanca, la explosión de la fauna salvaje, donde ya tenemos casi plaga en muchas zonas, y la expansión de la tuberculosis van de la mano. Lo único que se está haciendo es matar vacas, pero la fauna salvaje no la controla nadie, y en hay muchos casos de ganaderos que ‘tienen’ más ciervos o gamos en sus explotaciones que vacas”, lamenta el representante de UPA.
Controles
Para controlar esta enfermedad se realizan los llamados saneamientos al ganado, que se basan en dos pruebas fundamentalmente. La más frecuente es “la prueba de la tuberculina, que se hace de forma intradérmica”, inyectando en la piel del animal un extracto purificado de M. bovis. Una vez transcurridas 72 horas, “se mide con un calibre el grosor de la piel en la zona de la inyección y, si da más de 4mm, se ‘marca’, es decir, se considera positiva”.
No obstante, Sánchez lamenta que esta prueba “es muy poco específica y tiene muchísimos fallos”. “Prueba de ello es que se están matando cantidades ingentes de animales por este motivo, y luego en las pruebas de laboratorio se detecta que estaban sanos. Pero ya están muertos y esa pérdida al ganadero nadie se la paga”. Además, apunta que la reacción en la piel “puede deberse a otro síntoma clínico, o a factores ajenos, como una picadura, etc”.
Por otro lado, está la prueba que analiza la sangre del animal, también llamada prueba gamma-interferón, que se realiza cuando se ha encontrado la bacteria que causa la TB en una explotación. “Esta prueba es mucho más exhaustiva y fiable”, señala.
En caso de que el animal haya dado positivo en la prueba de la tuberculina “la única opción que nos dan es el sacrificio obligatorio”. “Cuando una prueba da más de 4mm, vaca marcada, explotación inmovilizada y animal sacrificado”, explica, aclarando que la inmovilización consiste en que ese ganadero “no puede hacer movimientos que no sean a matadero”.
“Matamos todas las vacas, pero no acabamos con la enfermedad. Acabamos con el perro, pero no con la rabia”, insiste. “Si solamente sacrificamos y no controlamos el agente exterior, no estamos controlando la tuberculosis, estamos matando vacas. Entonces, el ganadero ya está cansado de matar vacas, muchas de las cuales salen ‘limpias’ en el laboratorio. Pero el animal ya está muerto, al ganadero se le inmoviliza la explotación y las pérdidas son terribles”.
Movimiento de terneros
La cuestión del movimiento de animales, especialmente de terneros para cebadero, es “uno de los principales problemas que tenemos”. “Cuando a un ganadero le sale un animal positivo en tuberculina se le paraliza por precaución, lo que en principio puede ser correcto. Pero la inmovilización afecta a todos los animales de la explotación”.
En este sentido, expone que, cuando una explotación se inmoviliza, para los movimientos de terneros a cebadero, “se realiza otra prueba de saneamiento y si el animal está sano, tiene que ir a cebaderos T1 (no calificados o ‘sucios’), lo que supone una pérdida desorbitada en la venta del animal. Eso no es lógico si el ternero está perfectamente sano. El ternero cebado vale lo mismo, pero se aprovechan de la situación y al ganadero le pagan 150€ menos”.
“No entendemos por qué tiene que haber dos calificaciones para los cebaderos, cuando se trata de mover animales sanos. Porque si se le hace una prueba y da negativo, es que está sano. ‘Confinar’ a un ternero sano, porque en su explotación haya un animal que ha dado positivo es ilógico, irracional y no tiene ningún sentido. Hay que controlar la enfermedad, lógicamente, pero un animal sano, recalco, sano, se tiene que poder mover”.
Otro de los problemas, “junto a la falta de control de los agentes externos que propagan la tuberculosis, como la fauna salvaje”, es “el incremento de la prevalencia de la tuberculosis”. Actualmente, “se habla de que tiene una prevalencia de algo más del 4% en Salamanca, la Consejería ha dicho que es ‘alta’, pero no nos ha facilitado los datos, que otros años teníamos en marzo”.
“Están saliendo más explotaciones, que no animales, con casos positivos. Los ganaderos se están quejando porque llevamos muchos años de lucha contra la tuberculosis, ‘me están dando una medicina que, claramente no funciona, voy a peor y encima me dicen que me aguante. Estamos cansados de perder dinero y que nos maten vacas sin adelantar nada”.
“Ha quedado claro que esta política de control de la tuberculosis no funciona en la dehesa española, porque no solo hay prevalencias altas en Salamanca o Ávila, también en Extremadura, Andalucía o Castilla-La Mancha. Con el tipo de protección que tenemos es imposible erradicar la enfermedad tal y como está planteado. ¿Que puede haber funcionado en Francia y el norte de España? Correcto. Pero ante problemas y zonas diferentes, soluciones diferentes”, recalca.
Por todo ello, el presidente de UPA en Salamanca resume así las principales peticiones del sector: que no haya vetos al movimiento de terneros sanos a cebadero, o lo que es lo mismo, que los ganaderos que no venden para vida tengan libertad de movimiento de animales que estén sanos; la solución a los fallos de las pruebas intradérmicas de tuberculina; y unas compensaciones adecuadas para estos trabajadores. Eso sí, insiste en dos aspectos, “flexibilizar no significa eliminar” y el movimiento de animales lo piden siempre y cuando estos “estén sanos”, demostrado por una prueba.
Finalmente, sobre la resolución aprobada por la Junta el 15 de mayo sobre el movimiento de terneros, reconoce que “el ganadero se ha sentido engañado y perjudicado. Se ha preparado la de Dios, estamos peor que estábamos. Esa normativa no es que fuera imposible de cumplir, que tampoco permitía mover animales como nos diera la gana, pero no estaba consensuada con el Ministerio, y este, que también se ha pasado tres pueblos, la paralizó”.
En esa normativa “se prometían cosas a los ganaderos y al no dárselas, sintiéndose engañados, mal expresaron su enfado el día 5 de junio en la manifestación ante la Delegación. En Salamanca se han hecho varias concentraciones en los últimos meses, hubo una protesta con vehículos que paralizó la ciudad y que contó con muchos más asistentes que la de este lunes. ¿Cuánta repercusión han tenido? Poca o ninguna. La del lunes, con 400 asistentes, ha abierto telediarios. Es triste, aunque no deseable, que para que se hable de este tema tengan que pasar cosas graves”, concluye, lamentando el “desconocimiento” en muchos sectores de la población “a la hora de hablar del tema”.
1 comentario en «De las vacas a los antidisturbios»
Lo primero de todo, me gustaría decir que no pertenezco al sector ganadero. Soy profesional sanitario por lo que cuenro con conocimientos respectos a epidemiologia, en este caso, hablando de tuberculosis.
Me gustaria llevar este caso a una enfermedad comun, que la mayoría de la poblacion conozca, por ejemplo una hepatitis B. En primer lugar, a la persona enferma se le hacen pruebas de menos a mas fiabilidad, mirando también la viabilidad de la prueba hasta confirmar a ciencia cierta su diagnóstico de hepatitis. Está claro, que la familia o convivientes estrecho que hayan tenido riesgo por cumplir alguno de los items que ponemos como “situaciones de riesgo” tienen que ser valorados a través de pruebas diagnósticas, pero si la prueba indica que no es portador de hepatitis, a esa persona no se le prohibe ningúna circunstancia por que no lo es, en estos casos no existe el “por si acaso”.
Si hablamos del ganado, si una vaca de toda la explotacion da positiva, se tendrán que tomar las medidas oportunas que no voy a entrar a juzgar. Si el resto de animales no lo son, tienen que tener la libertad de venderla, transportarla, etc egc. Los resultados dudables en el momento del saneamiento tienen que pasar a ser confirmatorios de positivo o negativo a través de una prueba con mas fiabilidad diagnostica ya que están probadas/estudiadas con tasas de escasos falsos positivos. Si la prueba finalmente es negativa, el primer cribado no sería valido y no tendrían que volver a la situacion de sacrificarla por si acaso. La ciencia y en este caso el campo de la medicina, que en el caso de los ganaderos, hablariamos de veterinarios no está para perjudicar, sino para avanzar.