La generosidad de Paco Blanco con Salamanca

Francisco Blanco fue el director del Instituto de las Identidades. Es uno de los grandes conocedores de las tradiciones y folclore de la provincia salmantina
Paco Blanco, en Campo de San Francisco. Fotografía. Pablo de la Peña.
Paco Blanco, en Campo de San Francisco. Fotografía. Pablo de la Peña.

Hablar con Francisco –Paco- Blanco es darse un paseo por los pueblos de Salamanca buscando esa tradición que se pierde, la cocina que huele a leña o la memoria de quién ha estado más de cuatro décadas buscando la esencia de la tradición salmantina. Además, es un gran conversador y espléndido por su elegancia al donar libros que servirán para que otras mentes descubran esos conoceres charros.

Ha estrenado nueva vida ¿Cómo está?
Feliz. Me siento libre, después de muchos años, libre en el sentido de que no me represento más que a mí mismo, que ya es bastante. Así, las energías que me quedan, que ya no son como las de hace unos años, las puedo dedicar a aquello que me gusta, que realmente me satisface. Si tuviera que buscar una palabra para representar lo que siento en este momento es: compartir.

Por eso su nueva faceta de youtuber.
(Risas) He descubierto las redes sociales. No me considero creador de contenido. Las redes sociales me permiten llegar a muchas personas. Por ejemplo. Si daba una conferencia, me suponía tres semanas para prepararla, ¿cuántas personas acuden? 20, 30 o 40; si me encargaban un artículo para una revista, me llevaba un mes. ¿Cuántas personas leen este artículo? No es que tenga una vocación populista, pero sí creo que aquello que pueda compartir, me apetece hacerlo con el mayor número de personas posible. Eso, me lo permite ahora mismo las redes sociales.

¿Ve el retorno?
Sí. A base de pequeños comentarios, reflexiones,… encuentro que comparto esto con muchísimas personas que, a su vez, sirven de caja de resonancia. Lo que nunca había conseguido.

Cuidado con los haters y con los palmeros.
No, tengo 66 años. El ego y la vanidad, que todos tenemos, en mi caso están curados. Sé lo que es un aplauso con un fin determinado y el ataque. Hay que buscar un equilibrio entre ambos. Me enriquece mucho.

Paco Blanco, en Campo de San Francisco. Fotografía. Pablo de la Peña.
Paco Blanco, en Campo de San Francisco. Fotografía. Pablo de la Peña.

¿Qué está compartiendo?
Desde que empecé a ver en el horizonte cercano mi jubilación, pensé que tenía que dar un paso allá. Los que nos dedicamos a un tema específico, al final nos volcamos en la adquisición y en la tenencia de una serie de objetos que nos acompañan. Cuento esto, porque cuando me fui del Instituto de las Identidades, entendía que tenía un compromiso con el proyecto que ayudé a crear y durante estos años he puesto la carne en el asador para que siguiera adelante. He donado más de 600 libros al Instituto de las Identidades. Todos ellos especializados. No es fácil tener este tipo de material y no estaban en la biblioteca. Eso como objetos de interés etnográfico.

Generoso.
No solo esto. También he donado libros a la biblioteca de la Facultad de Geografía e Historia; en el Conservatorio Superior y hace unas semanas en la Biblioteca Histórica de la Universidad, doné unas obras de Torres Villarroel del siglo XVII. Con esto no estoy poniendo el foco en nada, más bien en la necesidad que cuando uno se hace mayor debe tener de compartir. Tanto lo material, como lo inmaterial, como puede ser el conocimiento, todo ello con lo que puedas ayudar. Debemos aprender a compartir, porque la generosidad es lo que nos redime al ser humano. Mi manera de compartir con la sociedad es ésta.

Además de para entregar, ¿para qué le ha servido la jubilación?
Para eso; para abrirme los ojos y dar lo que tengo, si a alguien le sirve, bien, si no es así, entiendo que tampoco molestará.

Paco Blanco, en Campo de San Francisco. Fotografía. Pablo de la Peña.
Paco Blanco, en Campo de San Francisco. Fotografía. Pablo de la Peña.

Desde la barrera del 1 al 10. ¿Cómo está la expresión cultural en Salamanca?
(Silencio) Para mí es difícil hacer una valoración, porque he estado implicado siempre. En general, los ‘abuelos cebolletas’ tendemos a ser muy ácidos. Dicho todo esto, creo que es manifiestamente mejorable. Creo que vivimos una época de bastante mediocridad, siendo como es o presume de ser Salamanca una ciudad de cultura, claro que hay aspectos apreciables, pero en general, en el escaparate que se ve, a mí me parece que no está a la altura de una ciudad como Salamanca, de lo que presume.

Le duele Salamanca.
Claro que me duele. Hace unos días hablaba de que hay mucho trampantojo en la ciudad y la provincia, en la cultura en general, donde incluyo el arte, la música y más cosas. ¿Qué hay mucho ruido y parece que se hacen mucho? Puede ser, pero a lo mejor lo que se está haciendo es cultura de mercadillo. No es eso, tenemos que ser más exigentes y hacerlo con fundamento. En esta tierra hay personas con una cabeza biempensante. Da la impresión de que ahora no hay proyectos, todo es cortoplacista, no hay nada de profundidad… Esa es la visión que tengo.

Paco Blanco, en Campo de San Francisco. Fotografía. Pablo de la Peña.
Paco Blanco, en Campo de San Francisco. Fotografía. Pablo de la Peña.

¿Dónde va la tradición?
En los 80’, nosotros -Ángel Carril y yo- nos encontramos con un folclore que venía oliendo a la Sección Femenina. Un poco rancio, casposo. Me da la impresión que 40 años después está volviendo y me da un poco de miedo. Hay personas que aún escriben folclore con ‘k’. El mundo de la tradición ha evolucionado.

Explíquese.
Desde que entré en el Instituto de las Identidades y se puso en marcha el proyecto, hemos intentado desnudar el folclore de estereotipos. He luchado por hablar de la tradición, no solo del folclore musical, cargar tintas sobre lo importante que es el patrimonio inmaterial. La tradición es mucho más que el baile, el canto, el traje,… son conocimientos, es una espiritualidad, son unos comportamientos, un refranero, una literatura… He intentado redirigir la mirada del ciudadano hacia la tradición para ganarle respeto, ponerla en valor en ese sentido. Lo que sí es verdad es que sigue teniendo peso la parte musical y llama la atención de muchos.

¿A usted que le gusta?
Más que ese folclore casposo de no avanzar, de bailar como siempre,… Creo que junto a eso, que lo respeto, si nos queremos ganar a las nuevas generaciones tenemos que adaptarlo. De manera, que las músicas de fusión, de raíz son caminos. Por ejemplo: Rodrigo Cuevas. Puede parecer un escándalo, pero a mí me gusta mucho este hombre, como interpreta la tradición de una forma absolutamente provocadora. Estoy en esa línea.

La cultura tiene que provocar.
Sí. Se puede pensar que la tradición es algo inamovible. No, la tradición se ha sabido adaptar a los tiempos y a las modas. Lo que pide la sociedad es otra cosa. Por consiguiente, creo que hay que avanzar, buscar maneras nuevas, intentar que las nuevas generaciones conecten con la tradición, no solo la música. Siempre peleo porque la Junta de Castilla y León, responsable en Educación, integren en los programas formativos, un respeto a la tradición y a la raíz, para que sepan de dónde venimos, cómo eran nuestros antepasados, en qué estaba nuestra forma de pensar, actuar, sentir… Y eso, si no conocemos las raíces, no lo vamos a saber. Nos va a permitir respetar la tradición e innovar con la mente abierta, porque ofrece muchas posibilidades. La tradición como fósil está bien para investigar. Hay que guardarla y protegerla, pero a partir de aquí vamos a avanzar y adaptarla al siglo XXI.

Paco Blanco, en Campo de San Francisco. Fotografía. Pablo de la Peña.
Paco Blanco, en Campo de San Francisco. Fotografía. Pablo de la Peña.

Termine esta frase. Se apagan los pueblos y…
(Se lo piensa) Todos, de alguna manera, tenemos que asumir el grado de responsabilidad. Es muy fácil lanzar las pelotas al tejado ajeno. Las instituciones (políticos) tienen mucha culpa. Viene de atrás.

Muchos años entrando en las cocinas. ¿Qué olor recuerda de esas tardes?
Son mis mejores recuerdos. Son lugares de mucha complicidad; son confesionarios; todo está lleno de olores, sabores y confidencias. Es un conjunto de sensaciones y de transmisiones de experiencias y conocimiento. He recibido muchas historias de vida. Si hubiera grabado todo lo que allí me contaron, habría un archivo sonoro absolutamente indescriptible de cómo ha sido la vida y pensamiento popular, el mundo de las creencias, la dureza e injusticias de la vida campesina.

¿No grabó nada?
Tengo parte.

Cuéntenos alguna anécdota.
Durante 10 años estuve recorriendo los pueblos de la comunidad. En lo personal, tengo experiencias demoledoras, porque en ese momento estaba investigando sobre brujas. Se derrumbaban, se echaban a llorar, porque un hijo suyo, bajo su creencia, había muerto por el mal de ojo. No es el momento de reflexionar, más bien de cómo viví yo ese instante en las cocinas. Me viene a la memoria la cocina de la curandera de Robleda, de Esperanza, una mujer maravillosa y comunicativa. Llego un chico baldado, no podía moverse, lo tumbó en un escaño y lo asistió con unos recursos que ella utilizaba y salió caminando casi normal.

Paco Blanco, en Campo de San Francisco. Fotografía. Pablo de la Peña.
Paco Blanco, en Campo de San Francisco. Fotografía. Pablo de la Peña.

¿Qué sabor le gustaría volver a disfrutar?
Un arroz con menudos de pollo que hacían mi abuela y mi madre. Un arroz con patas de pollo, el pescuezo, la cabeza, las puntas de las alas, los menudos… Eso le da al arroz un sabor especial. Tengo que recuperarlo. Es esa cocina de reciclaje, con ingredientes menores.

¿Qué momento quedó grabado en su retina?
Voy a contar algo personal. Haber estado presente en el parto de mis dos hijos.

¿Qué sonido/palabra/frase que aprendió de una persona de pueblo lo recuerda o repite?
Pasaba con mis abuelos maternos el verano y cuando nos despedían, mi abuelo insistía mucho en que viendo lo duro que era la vida campesina, tenía que estudiar para tener la cultura que ellos no tenían. Hoy reivindico que mis abuelos me trasmitieron una cultura de enorme valor, la no escrita, la que se trasmite a través de la palabra y que fue tan importante como la que adquirí a través de los libros.

¿Qué superficie memorizaron las yemas de sus dedos?
La piel humana. La caricia es fundamental para conocer a las personas. También el papel, pertenezco a otra generación. Abro los libros, los tocos, los huelo…

¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?
No, de ninguna manera. He tenido discusiones muy grandes con personas de la creación artística, que defendía que era imprescindible incendiar, quemar el pasado para poder avanzar. Eso es un disparate. Hay que tener memoria, porque si no es así no avanzaremos con sensatez. Hay que ser humilde y a partir de aquí, ir construyendo. Pero no, hoy todo el mundo sabe. Si uno no es humilde, no tiene capacidad de llegar a nada. Hoy estamos rodeados de mucha soberbia, egocentrismo,… así es imposible.

Es que el eslogan de ‘porque yo lo valgo’ ha hecho mucho daño.
(Risas) Tener autoestima es importante, pero que esté basada en fundamentos serios.

Dice una señora de mi pueblo que en lo único que hemos cambiado es que ahora cagamos sentados.
(Carcajada)

3 comentarios en «La generosidad de Paco Blanco con Salamanca»

  1. Don Francisco,fue y será un honor trabajar con y para usted,siempre educado siempre comprensivo,tengo guardado el libro que me regaló con la dedicatoria tan bonita y profunda,es usted una persona, con principios y con un gran corazón,gracias por ser como es,siga así.

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  2. Solo los grandes son generosos. Es la mejor definion de Paco Blanco. Solo los grandes y generosos desean compartir sus conocimientos y sentimientos. Y cada vez hay menos personas así. Me alegro de haberlo conocido, de haber trabajado juntos y de ser du amiga. Y por supuesto de su mujer. Ya se sabe que al lado de un gran hombre….
    Felicidades al periodista.

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