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La Duquesa de Alba fallece a los 88 años

La Duquesa de Alba falleció a los 88 años en su palacio de Dueñas, en Sevilla.

El Ayuntamiento de Alba de Tormes decretará tres días de luto y otras acciones en un pleno extraordinario

Nos deja Cayetana de Alba, una mujer única y adelantada a su tiempo. En marzo cumplió 88 años y aunque con muchos achaques, sólo el ingreso el domingo en un centro sevillano hizo saltar todas las alertas.

La Duquesa no ha aguantado este último envite de la vida. Doña Cayetana murió rodeada de sus seres queridos, sus seis hijos, Luis, Alfonso, Jacabo, Fernando, Cayetano y Eugenia. Sus nietos, incluso los hijos de Cayetano, Luis y Amina, vinieron desde Inglaterra donde están estudiando, Tana, la hija de Eugenia, y los mayores. Todos estuvieron despidiéndose de su madre y abuela.

Afectado también hemos visto a Alfonso Díez, su último marido. No podía contener las lágrimas. Siempre ha confesado que Cayetana era la mujer de su vida.

En Salamanca

Se va Cayetana, la mujer con más títulos nobiliarios del mundo. Se va la Duquesa de Alba, su vinculación con Salamanca y, en especial, con Alba de Tormes, es muy grande. Ha sido pregonera en varias ocasiones en la villa ducal y en Salamanca posee uno de los palacios renacentistas más impresionantes, el de Monterrey.

Era sencillo verla pasear por las calles de la capital en el mes de septiembre y también en La Glorieta viendo alguna corrida de toros, por la Plaza cuando acudía al Río de la Plata a comer o por los aledaños del palacio.

El Ayuntamiento de Alba de Tormes aprobará en pleno extraordinario decretar varios días de luto entre otros homenajes.

Con arte.

Nació en un palacio, el de Liria en Madrid, y ha muerto en un palacio, el de Dueñas, en Sevilla. Pero, no fue una aristócrata al uso. Sólo su primer marido, Luis Martínez de Irujo, era noble. Sus otros dos esposos, Jesús Aguirre y Alfonso Díez, no. Le interesaba el arte y siempre tuvo una espinita clavada porque su primer esposo, Luis Martínez de Irujo, no dejó que Picasso la pintara desnuda, como la Maja de Goya.

 

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