Opinión

¿Se pueden evitar las guerras?

Dos niñas escriben: Por favor, no mas guerras, amor. Imagen de Annette Jones en Pixabay

En  julio de 1932, Albert Einstein escribe al afamado psicoanalista vienés Sigmund Freud solicitándole su colaboración para la comprensión del origen de las guerras, y de posibles medios que dificulten su ocurrencia, y favorezcan un desarrollo humano resistente al odio y a la destrucción.

S. Freud en septiembre de dicho año le envía su respuesta. La naturaleza humana conlleva dos categorías de pulsiones: la agresiva, destructiva, de muerte, y la pulsión que tiende a la conservación, la unión y a la vida. Ambas se relacionan entre sí y son imprescindibles para la existencia. Buscar la eliminación total de la pulsión agresiva es un esfuerzo infructuoso. Sí se podría, confiando en la evolución cultural de la humanidad y el temor a las consecuencias de la guerra, intentar una expresión no violenta de la pulsión agresiva, fomentando la pulsión hacia la vida, hacia el amor, la identificación con el otro, la vinculación afectiva y solidaria entre los seres humanos. Con la esperanza que la ausencia de guerras, algún día, no sea sólo una utopía.

Ambos científicos sufren las consecuencias de una II Guerra Mundial y mueren en el exilio, sin haber podido encontrar ‘una vacuna’ contra la guerra.

Hoy continuamos en la búsqueda de entender una visión humana que convierte al otro en enemigo, culpable, temible, demonizado, merecedor de destrucción y desposeído de humanidad. Una visión que polariza al mundo, que centra la atención en las diferencias, y que con ello legitima la violencia y las guerras.

Esto se puede apreciar a gran escala, en conflictos nacionales e internacionales, donde cada parte se ve a sí mismo como ‘el bueno’, y al otro como ‘el malo’; y también lo podemos percibir en nuestras vidas privadas. Pareciera más fácil ver lo negativo en los otros que en nuestra propia persona. Sin embargo, no hay que olvidar que el Dr. Jekill y Mr Hyde, en la conocida novela de R. L. Stevenson, son la misma persona.

Buscar lo que nos iguala. Ver en el otro a uno mismo. Comprender y aceptar la diversidad de fuerzas, motivaciones, afectos, conflictos, temores e intereses que compartimos con los demás nos ayuda a entendernos. Y aunque sea poco realista pensar que con ello podremos evitar las guerras, sí podríamos contribuir en algo a la paz, aunque sea sólo a la personal.

Para más información. maritza.lastra@gmail.com

4 comentarios en «¿Se pueden evitar las guerras?»

  1. Marisa como siempre que buena reflexión haces de la guerra y la paz y que razón tienes en que todo está en nuestra cabeza y en tener empatia con los demás. Ojalá este artículo sirva para hacernos un poco mejores personas.

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  2. “Buscar lo que nos iguala…. Ver en el otro a uno mismo” Que reflexión tan potente y removedora! Gracias x este regalo, Maritza!

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  3. Disfrute mucho leer este articulo, especialmente el párrafo acerca de la importancia de la autorreflexión y aceptación de diversidad. Tenemos una tendencia a relacionarnos y a entender un poco mas a personas que se parecen a nosotros. Sin embargo, la empatía desaparece y el miedo se presenta cuando enfrentamos a personas de diferentes creencias y nacionalidad. Este tema es importante en el presente debido a la forzada inmigración de muchísimas personas en respuesta a violencia y desastres climáticos.

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