Resiliencia

“Elegí Vivir”. Con esta frase Daniela, universitaria de 22 años, da inicio a su libro que relata lo ocurrido en octubre de 2002, cuando iba a los juegos deportivos Inter-Medicina de su país. Esa noche se despertó sola en la oscuridad sobre los durmientes de la línea férrea, sin saber qué había pasado. Sus manos y piernas fueron cercenadas por las ruedas del tren al caer ella por el espacio vacío que había entre sus vagones. Daniela hoy es médico, está casada, tiene 2 hijos, conduce un 4×4, y anda en bicicleta.

Esta historia, como muchas otras, enseña que aunque los hechos sean extremadamente adversos y dolorosos, aunque el mundo pareciera derrumbarse ante nuestros ojos y nosotros con él, la vida se impone y ofrece posibilidades. Todos poseemos un impulso hacia la vida.

El neurólogo y psiquiatra infantil Boris Cyrulnik, a los 6 años de edad, huérfano por la guerra, evita la muerte escondiéndose bajo el cuerpo de una mujer agonizante. Hoy, él es  uno de los más destacados investigadores en el tema de la resiliencia, que define como un proceso que permite “iniciar un nuevo desarrollo después de un trauma”, y en el cual cobra importancia la influencia del ambiente afectivo y cultural de la persona.

En la actualidad, la resiliencia es considerada un ideal de funcionamiento ante la adversidad, a nivel individual, grupal y comunitario. No se puede evitar sufrir ante las experiencias negativas, más aún ante aquellas traumáticas que desestabilizan nuestra personalidad. No se puede evitar las emociones, que tienen una función adaptativa, expresiva, comunicacional, sanadora. Pero sí se puede conservar la esperanza, atender a los recursos y posibilidades, esforzarse por una nueva vida.

Cuenta la leyenda que el Ave Fénix renace de sus cenizas, pero que antes de morir acondiciona el nido en el que volverá a nacer. Nosotros debiéramos seguir su ejemplo y preparar un nicho afectivo desde el inicio de la vida, con la creación de vínculos seguros; y formas sanas de pensar y expresar nuestras emociones. Un tejido de imágenes, afectos, valores, pensamientos y palabras que den un manto protector ante las adversidades.

Todos los adultos resilientes señalan la importancia que tuvo en sus vidas el afecto, la mirada de cariño, la confianza otorgada por otra persona. La resiliencia se construye y reconstruye con los otros. El trauma no se cura a solas.