A todo funeral le precede un velatorio. Así tomaba forma la acción Réquiem para un meteorito, para la que el artista Mikha-ez instalaba una suerte de ‘capilla ardiente’ en la misma sala del Museo de Salamanca donde en 2018 mostró su proyecto en torno a un meteorito bajo el titulo Campo del Cielo, comisariado por Fernando Castro Flórez. Sería precisamente el cuerpo de aquel meteorito el protagonista de dicho velatorio.
Desde la ciudad de Salamanca se trasladarían amigos, allegados y conocidos del meteorito para despedirlo en el Museo Mausoleo de Morille, un “cementerio de obras de arte” ideado por los artistas Domingo Sánchez Blanco y el fallecido Javier Utray. En un Mercedes-Benz 450 del 78, a manos del chofer Julián de la Vega Cuadrado, realizaría su último paseo aquella roca extraterrestre desde el centro de la plaza del pueblo hasta el cementerio.
El funeral, oficiado por el artista Domingo Sánchez Blanco, y con Isidro como protagonista, astronauta de la EASA en su tiempo libre, daría sepultura a una de las obras de aquel proyecto de Mikha-ez, (cedida por AT colección), una copia exacta del meteorito impresa en 3D en un delicado material como es la porcelana.
Acompañados por el contrabajo de Michael Binder y la gaita gallega de Patricia Martín, aquel ‘meteorito’, ‘hermano’ lejano de las Perseidas, regresaba a la tierra en la que hacía más de 4000 años impactaba tras un largo transcurrir por el espacio.
Un acto donde la solemnidad se entremezclaba con lo festivo, donde el llanto y la risa se tocaban a cada instante, donde lo figurado y lo simbólico se conjugaban en un juego de equilibrios.
¿Quién sabe si ahora sí, el proyecto Campo del Cielo toca a su fin, o si una posible exhumación abre las puertas a continuar explorando nuevos territorios?
Viernes 13 de septiembre de 2024 es la fecha que quedaría grabada en aquella lápida de piedra por siempre.
Reportaje. Miguel García.
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