Este martes 22 de octubre, Cáritas Salamanca ha presentado la última campaña de Personas Sin hogar, con el lema ‘El camino de Santiago es largo y está lleno de obstáculos. Caminemos juntos’. Un acto en el que han intervenido el coordinador de Padre Damián, Alfonso García, el coordinador de Espacio Abierto, David Martín, y una participante del programa, Yolanda Ramos.
Tal como ha explicado David Martín, este año la campaña pone el foco en el camino compartido y en el encuentro, que permite “acercarnos y conocer a las personas sin hogar, dejando que sean ellas las que nos cuenten quiénes son, qué viven, qué buscan y qué esperan”. Todo ello con un objetivo final: luchar por sus derechos, asegurando que toda persona y familia “disfrute de un hogar digno y adecuado, permanente y en paz”, ha explicado.
Además, quiso destacar que distintos grupos de personas en situación de sin hogar han trabajado en la preparación de la campaña, trasmitiendo quienes son, cuál es su historia y qué piden como individuos, comunidades y sociedad en general.
Historias como la de Yolanda, una extremeña de 40 años quien, tras pasar por un calvario (incluyendo un secuestro o problemas de adicción) y la incertidumbre de vivir en la calle, logró llegar a Padre Damián. “Abrirme las puertas fue sentirme en mi hogar. Te ayudan, te escuchan y te hacen sentir en casa”, afirmaba. “He recuperado la alegría y las ganas de seguir hacia adelante”, añadía.
Estrategias desde la mirada de derechos
A continuación, Alfonso García ha desarrollado las principales causas del sinhogarismo. “Un fenómeno complejo resultado de una combinación de factores”, que incluyen causas estructurales (como el desempleo, precariedad laboral, bajos ingresos, o el mayor costo de la vivienda), institucionales (falta de políticas adecuadas de vivienda, insuficientes ayudas sociales, una excesiva burocracia), relacionales (aislamiento social, conflictos familiares, violencia de género) y personales (discapacidad, problemas de salud física y mental, adicciones, bajo nivel educativo o situación migratoria irregular).
“Entender estas causas es crucial para desarrollar estrategias efectivas y ofrecer soluciones sostenibles que aborden el problema desde sus raíces”, insistía el coordinador de Padre Damián. Soluciones que pasan por el acceso a una vivienda adecuada, un trabajo decente, una salud física y mental, una buena administración, la participación política y social o una protección social.
David Martín ha profundizado en esta idea a través de los objetivos de la campaña ‘Caminemos Juntos’. Incluyendo “sensibilizar sobre la realidad de las personas sin hogar” desde una mirada de dignidad y de derechos humanos, “denunciar y cuestionar el modelo socioeconómico actual” generador de exclusiones, “proporcionar herramientas para la sensibilización y denuncia” en colegios, parroquias, comunidades, asociaciones o redes, y “llamar a la acción” a través de la empatía, la movilización y la participación en las actividades.
Algunos datos
Por su parte, García ha explicado el funcionamiento de los centros Espacio Abierto y Padre Damián de Cáritas Salamanca, dedicados a la atención y acompañamiento de personas sin hogar en sus procesos de recuperación, “durante el tiempo que sea preciso para que puedan recobrar su dignidad, la esperanza y su sentido de la vida”, apuntaba. Una labor solo posible con el apoyo de los 24 voluntarios de Espacio Abierto, y 30 voluntarios de Padre Damián.
El coordinador ha compartido también algunos datos relevantes de su intervención en el último año. Como las 681 personas atendidas, de las cuales 335 pasaron por el servicio de Acogida de Cáritas, 443 por Espacio Abierto, y 116 por Padre Damián. Del total, 550 eran hombres (81%) y 131 mujeres (19%). Casi la mitad (el 48%) de origen español, seguidas de inmigrantes de Latinoamérica y Caribe (22%) y Medio Oriente y Norte de África (16%). Con la franja de edad predominante de 50 a 59 años (el 25%).
Finalmente, Martín ha insistido en “la necesidad de ofrecer apoyo en el camino de la vida a estas personas como una responsabilidad colectiva, evitando prejuicios, brindando apoyo emocional y social y ofreciendo cercanía, junto a políticas que respeten su dignidad, les proporcionen una vivienda y servicios esenciales, y fomenten una cultura solidaria”. “Escuchar sus historias puede abrir camino a una sociedad más inclusiva y compasiva”, concluía.
