Unionistas arrastra desde la temporada pasada la maldición de no obtener los tres puntos fuera de su hábitat natural, el Reina Sofía. Es uno de los objetivos principales de la formación blanquinegra: poder ganar un partido en un estadio que no sea el suyo, tras un historial de temporada anclado en empates y derrotas fuera de su campo. Sobre todo tras las últimas gestas: ningún triunfo, ocho igualadas y tres encuentros perdidos, que arrastran irremediablemente al equipo a unas posiciones no muy halagüeñas si realmente desean optar a los play off de ascenso.
La última derrota frente al Real Unión dejaba al equipo salmantino a seis puntos del quinto clasificado (y a cuatro del descenso) y el desánimo del conjunto empieza a asociarse al hecho de tener que viajar para volver perdedores o, como mucho, en posición de tablas.
Una de las voluntades de la directiva es que no cunda el desánimo tanto en los jugadores como en la afición, porque cuando se acumula una racha de decepciones en partidos visitantes se puede llegar a imponer la idea de que un club no consigue salir de su zona de confort y alcanzar un mínimo triunfo alejados de las murallas de su fortaleza deportiva. Es como estar salvaguardado en la muralla y atesorar más y más cobardía a la hora de tener que enfrentarse, inevitablemente, a un encuentro en campo enemigo.
La esperanza recae en volver a percibir la energía positiva de un equipo capaz de alcanzar grandes victorias y además frente a rivales poderosos. No pocos son capaces de vencer a un Barça Atlétic, como ocurría en abril del pasado año, y el deseo del grupo es aplicar ventajosamente todas las virtudes que asimila un juego prodigioso cuando se hace en casa y extrapolarlo a los encuentros visitantes. Es en esos momentos cuando los charros, de forma mágica, se vienen arriba y enseñan su mejor versión. Hasta que la falta de adaptación o quizá el impulso de los contrarios al jugar en su propio terreno hacen que el buen juego demostrado se desinfle.
Son varias las estrategias y las armas que los Unionistas ponen sobre el tablero de este 2025 para vencer los malos augurios y romper rachas negativas. El activo mercado de fichajes de invierno ha dado algunos frutos interesantes, y el conjunto pone su mirada en los encuentros que están por venir con el apoyo de una de las aficiones más fieles de la Primera Federación. Todo está por decidir todavía en una temporada que vaticina encuentros y sorpresas muy agradables.
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La llegada de “Chuca”
Hace unas semanas que Unionistas inauguraba la libreta de contratos invernales con la incorporación del futbolista Víctor Moya, conocido como Chuca, hasta final de la presente campaña, y ampliable en función de objetivos.
El alicantino es un centrocampista ofensivo de 27 años, formado en la prolífica cantera del Villareal CF. El jugador firmaba un contrato hasta final de temporada, con la posibilidad de ampliar a un año más siempre que las dos partes estén conformes. En sus primeros entrenamientos, Chuca se mostraba alegre e ilusionado.
El conjunto salmantino necesitaba un golpe de efecto para dar un giro favorable a la clasificación, ya que actualmente se encuentran octavos y a tres puntos de los play offs. La apuesta del club por Chuca puede despejar la incertidumbre en momentos complicados. Además, era un fichaje que también pedía a gritos la afición: un jugador con talento, con capacidad para asociarse, y con gran puntería de gol desde disparos exteriores.
Desde joven destacó en las categorías inferiores del Villarreal, mostrando su mejor nivel jugando detrás de un delantero referencia. Después estuvo en el Elche, donde tampoco gozó del protagonismo esperado. Tras otro año más en el conjunto valenciano, en 2019 mudó al Wisla Kraków polaco y por fin consiguió la participación que merecía, marcando cuatro anotaciones en 25 partidos. Siguió su buena racha de minutos en las filas del Miedz Legnica, sumando 11 tantos en dos temporadas.
En 2023 surgió la posibilidad de regresar a España, de la mano del Racing de Ferrol. Chuca firmó una campaña discreta, sin conseguir anotar en un total de 12 partidos. Esto hizo que la presenta campaña la iniciara en Polonia, pero rescindió su contrato para unirse a los salmantinos y poder impulsar la temporada del equipo español.
Tras participar en 52 partidos en la categoría de bronce, incluidos 6 de playoff de ascenso, Chuca ha llegado a disputar 4 encuentros en Primera División con el propio Villarreal, 2 de Europa League y 2 de Copa del Rey, además de otros 18 en Segunda con el Elche CF y el Racing de Ferrol.
Unionistas ya cuenta con jugadores en ataque como Arriba, Dani García, Gorka Santamaría o De la Nava, uno de los delanteros más en forma de la liga y de un perfil muy similar al de Víctor Moya. Éste podría ser uno de los hándicaps de la reciente incorporación, ya que tiene un papel complicado para desenvolverse bien en su ubicación natural.
Unionistas ha empleado también este mercado de invierno para añadir a su plantilla los servicios de Fran Ortuño y Pablo García.
Ortuño firmaba un gran debut saliendo en un momento peliagudo frente al Celta Fortuna. En el caso de Pablo García, el escenario era algo más pedregoso debido a que se vestía por primera vez con la elástica de Unionistas contra el Cultural y Deportiva Leonesa el pasado mes de enero, cumplido el minuto 73 y con 4-0 en el marcador. Pero, tras la roja directa al conjunto leonés, el partido se volvió una locura y los dos nuevos fichajes ejecutaron un baile perfecto.
El mes de febrero se antoja clave para las aspiraciones del equipo; encuentros como el de la Ponferradina, Real Unión, Ourense o Barakaldo, van a suponer los puntos de inflexión trascendentales para medir el auténtico nivel de estas incorporaciones y para sentenciar el futuro de los blanquinegros de cara a los play off. En marzo les esperan encuentros también decisivos, frente al Andorra y, más tarde, contra el Amorebieta.

Históricos del fútbol salmantino
Es evidente que los Unionistas son el club de fútbol más prestigioso y reconocido a nivel nacional que procede de la región de Salamanca.
En solo 4 temporadas, Unionistas CF ha logrado ascender 3 categorías y ha pasado de competir en la división más baja posible, la Provincial salmantina, a la Segunda División B, donde desapareció la Unión Deportiva Salamanca. Y todo ello a pesar de tratarse de un club relativamente joven, fundado en 2013 por aficionados de la extinta Unión Deportiva Salamanca, como homenaje a la UDS.
Pero no es el único equipo de la región con fuerte presencia deportiva. La disolución, por decisión judicial, de la UD Salamanca en 2013 también planteó la necesidad de crear un club sucesor. En la práctica, el Salamanca Club de Fútbol UDS cumple con esta función. La formación es la propietaria del estadio El Helmántico, la infraestructura más grande de la ciudad, con un aforo de 17.341 espectadores. Además, cuenta con el segundo mayor número de socios de la provincia, un total de 5.092 socios.
El Salamanca Club de Fútbol UDS ha tenido una existencia algo sinuosa, cambiando varias veces de denominación y permaneciendo algunas temporadas en Segunda B. Actualmente, milita la Segunda RFEF. Nada puede negarle su mayúscula importancia como sucesor histórico de la mítica UD de Salamanca.
Existe un tercer gran equipo salmantino, el único que no pertenece a la capital: el CD Guijuelo. La localidad, de tan sólo 5.484 habitantes, es conocida por su relevante industria porcina, y sorprende que un municipio tan pequeño haya sido capaz de sostener un equipo de fútbol de prestigio durante tantos años. La formación ha conseguido jugar varias temporadas en Segunda B y la Primera RFEF, aunque ahora permanezca en Segunda RFEF. Los chacineros son, asimismo, unos viejos conocidos en los encuentros históricos de la Copa del Rey.