Opinión

Salamanca, capital mundial de la poesía

Juegos Florales de 1909, de Gombau.

Salamanca apostó desde hace más de 800 años por ser una capital de Educación y Cultura y desde entonces se podría decir que se ha incorporado a nuestros ADN.

Pero hay tiempos que surfeamos este mar de turbulencias en las crestas de las olas y otros en los valles, y ahora parece ser que estamos en la parte baja y corremos el peligro de perder todo lo conseguido hasta el momento.

En estos días hemos vuelto a tener envidia de ciudades como Valladolid, Sevilla, Málaga y Granada con la entrega de los Premios Goya y todo lo que aportan a corto, medio y largo plazo a esas ciudades desde el punto de vista de la cultura. Pero nuestras principales instituciones, entiéndase el Ayuntamiento y la Universidad afirman que no tienen capacidad financiera ni física para organizar este y otros eventos similares. Una pena pero no fue siempre así.

Descontado esto del maldito dinero, al menos se podría apostar por otro tipo de acontecimientos culturales importantes como podría ser la de convertirnos en la capital mundial de la poesía.

Y para ello, nada mejor que volver a aquellos tiempos de principios del siglo XX con los llamados Juegos Florales Hispano-Portugueses como demuestra la fotografía del gran Gombau con la familia real entregándolos en el Real Colegio de los Irlandeses repletos de autoridades,  público internacional y nacional.

Una semana al año para atraer a miles de poetas del mundo a Salamanca, para que cantaran aquí sus versos, para convertir la Flecha en el Parnaso Ibérico haciéndola coincidir con la entrega de los premios Poesía iberoamericana que si aporta glamour a sus asistentes no da visibilidad a la capital del Tormes como lugar mágico y cultural por excelencia.

Salamanca en este campo tiene de todo, tenemos grandes poetas que pasaron por Salamanca, tenemos grandes poetas que aún viven en la ciudad sin marcharse a Madrid, tenemos espacios enormes para hacer grandes congresos y pequeños espacios magníficos para escuchar poesía directamente de los poetas, tenemos muchos hoteles y restaurantes de calidad aunque quizás nos falte lo más importante, ‘voluntad’ de seguir demostrando que somos una Capital Cultural y esa es nuestra seña de identidad.

Salamanca es una ciudad a su Universidad pegada y una sin la otra es casi nada y la otra sin la una no duraría otros 800 años y nuestras generaciones son las custodias de tanta herencia recibida para enriquecerla y trasmitirla.

¿Hablamos?       

Por. José Luis Blanco.

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