El Día Internacional del Asperger se celebra este martes como “una oportunidad para reivindicar la diversidad y visibilizar las fortalezas y dificultades de las personas asperger/TEA, que a menudo permanecen invisibles”. Esta fecha “no supone un homenaje a ninguna persona, sino una jornada para poner en primer plano la parte más invisible e incomprendida del espectro autista, sus necesidades y reivindicaciones”, explican desde la Asociación Síndrome de Asperger-TEA de Salamanca, que reivindica una imagen más realista para quienes presentan este trastorno, ya que la que habitualmente presentan “artículos, libros, series y películas” es, a menudo, “edulcorada, estereotipada y no refleja su realidad cotidiana”.
Al mismo tiempo, “el colectivo asperger presenta escandalosos índices de acoso escolar, incomprensión en el ámbito laboral y un alarmante índice de suicidios”, aseguran desde la agrupación. Además, casi la totalidad del alumnado asperger “sufre o ha sufrido acoso escolar y, en muchos casos, ha tenido que abandonar su formación debido a este motivo”. En cuanto al mundo laboral, “el 84% de las personas asperger están desempleadas, a pesar de tener formación media y superior”. Y es que “la gran mayoría han sufrido acoso escolar o laboral debido a su diferencia, lo que deja profundas huellas en su experiencia vital”.
Por ello, las asociaciones que les apoyan consideran “fundamental revisar y modernizar los protocolos y accesos al sistema nacional de salud”, de manera que sea posible “ir más allá de las nociones de alta o baja”. Para ello, reivindican “enfoques que promuevan un seguimiento efectivo y un acceso ágil a los servicios de salud mental”, además de garantías de acceso a los servicios de urgencia. En las aulas, defienden “la obligatoriedad de adaptaciones curriculares en todos los niveles educativos”, con el fin de garantizar «un entorno inclusivo y seguro».
Capacidades sorprendentes
“Las personas asperger poseen capacidades tan sorprendentes como contradictorias y, tanto su rigidez cognitiva como la capacidad de fijación en temas de su interés, pueden canalizarse exitosamente en el ámbito laboral con los apoyos psicosociales adecuados, cuando estos se ofrecen desde la infancia hasta la vida adulta”, detallan desde la asociación. Por ello, creen imprescindible “contar con los apoyos necesarios en el sistema educativo y en el acceso al empleo, que es la clave para una vida independiente y la participación social”.
Los derechos básicos de este colectivo “se ven frecuentemente vulnerados”. A ello se suma que las administraciones públicas ofrecen “recursos y programas de inclusión social, educativa y sanitaria de manera muy insuficiente y desigual según la comunidad autónoma. Por ello, son las entidades especializadas las que se ven obligadas a responder y defender los derechos del colectivo”.
Discapacidad psicosocial
La “discapacidad psicosocial” en personas asperger consiste en “dificultades en el funcionamiento emocional, social y sensorial”, lo que afecta a “su capacidad para interpretar expresiones faciales, lenguaje no verbal y normas sociales sutiles”, algo que les genera “niveles altos de tensión emocional, ansiedad y sufrimiento” e impacta “negativamente en su bienestar y calidad de vida”.
Este “procesamiento neurodivergente de los estímulos, especialmente los sociales”, hace que la discapacidad psicosocial se encuentre presente “en todas las personas del espectro autista, independientemente de su nivel cognitivo”. Su vulnerabilidad, “especialmente en el caso de las mujeres, las hace susceptibles a indefensión social debido a su credulidad, lo que las pone en riesgo de ser víctimas de engaño, fraude, extorsión y abusos de todo tipo”.
