[dropcap]L[/dropcap]a mayoría de las referencias del convento de los agustinos desaparecieron con la Guerra de la Independencia. La ocupación de Salamanca por los franceses a partir de 1808 afectó especialmente al convento de San Agustín. Saquearon las tumbas del claustro y dieron al traste con la vida de la comunidad. En 1810 el edificio sufrió las consecuencias de un pavoroso incendio de dimensiones parecidas a los que se habían producido en 1589 y 1744. En 1810 Ney fortificó San Vicente y mandó destruir toda edificación cercana que pudiera ayudar al enemigo. Entre esas construcciones se encontraba el convento de los agustinos.
En 1812, el barrio donde se asentaba San Agustín quedó arrasado. El ingeniero militar del duque de Ragusa, Gérard, mandó realizar una operación defensiva con consecuencias funestas para Salamanca. Dejó solamente en pie, fortificados, San Vicente, San Cayetano y La Merced, eliminando cuantas edificaciones se encontraran en sus alrededores. El 17 de mayo de ese año fue volado el convento y la iglesia de los agustinos junto con el caserío circundante.
En 1814 volvieron a Salamanca las órdenes suprimidas por el rey José, y entre ellas la de San Agustín. Los frailes intentaron por todos los medios poner en pie las ruinas de la iglesia y el convento. Para realizar tan ingente obra alquilaron una casona enfrente de su cenobio propiedad del conde de la Oliva, desde donde vigilaban cada día la evolución de los trabajos. En tres años, entre 1818 y 1821, recuperaron una de las naves pero, posteriormente, con el pronunciamiento de Riego se volvieron a suprimir las órdenes religiosas y tuvieron que abandonar, desgraciadamente, la idea de reconstruir el monasterio.
Los frailes de San Agustín volvieron a intentar nuevamente su restauración. Cuando finalizaba el trienio liberal retornaron, y entre 1824 y 1834 realizaron obras de desescombro y consolidación. La desamortización de 1835 llegó cuando los religiosos tenían la obra casi terminada. Desde entonces no se volvería a intentar recuperar esta joya del arte salmantino.
[pull_quote_left]La Guerra de la Independencia, el olvido, la ruina en la que se sumió la ciudad, las subastas y la desamortización fueron las causas de que aquel amplio espacio que discurre desde San Vicente hasta San Cayetano, la Merced y San Agustín se convirtiera para los salmantinos en el barrio de “Los Caídos”[/pull_quote_left]En 1843 solamente quedaba en pie parte de la iglesia. Más tarde, en 1854, la Comisión de Monumentos realizó el primer intento para recuperar los restos de fray Luis de León. Ese mismo año salió a subasta el solar que contenía los restos del convento y de la iglesia. Fue adquirido por Telesforo Oliva para construir una doble hilera de casas, con una calle por medio. La excavación de los cimientos fue aprovechada para buscar los restos de fray Luis de León. La comisión siguió el rastro que aportó un anciano agustino que habitó en el cenobio cuando aún la iglesia y el claustro se encontraban en pie.
La Guerra de la Independencia, el olvido, la ruina en la que se sumió la ciudad, las subastas y la desamortización fueron las causas de que aquel amplio espacio que discurre desde San Vicente hasta San Cayetano, la Merced y San Agustín se convirtiera para los salmantinos en el barrio de “Los Caídos”, haciendo referencia con este nombre a la destrucción de edificios de gran importancia histórica y artística.
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Calle de la Palma desde el Botánico, en el barrio de Los Caídos.