El golf no tiene edad

José -Pepe- Dávila, profesional de golf al que podemos ver en el campo de La Valmuza
Pepe Dávila, profesional de Golf.

Con un café de por medio, escuchando las ocas a lo lejos, la conversación con José -Pepe- Dávila transcurre en la terraza del campo de golf de La Valmuza. Saluda en numerosas ocasiones. Se acaba de jubilar como profesional del campo y por eso forma parte de mismo. Hablamos de golf, de vida, de compañeros, de promesas salmantinas, de que al golf se puede jugar también a los 90 y de los años que nos quedan por vivir, que cantaban Los Lunes.

Pepe, ¿Cuantas veces ha oído decir que el golf es fácil?
(Parece que lo cuenta) Millones de veces. (Risas)

Y cuando lo oye, usted dice: ‘Sí, es facilísimo’.
Es que es muy fácil, lo que ocurre es que lo hacemos más difícil de lo que es.

O sea, ¡que se hacen los importantes los profesionales del golf!
(Risas) No, no… Sabemos lo que es y advertimos a la gente. Tengo una costumbre cuando empieza alguien a jugar, los traigo al putting green y les pregunto: ¿Qué veis más fácil, darle con el putt o con un hierro, madera o drive?

¿Qué le contestan?
Que el putt es más fácil. Le das siempre a la bola.

Pero hay que meterla en el hoyo…
Eso es. Luego les explico que tenemos 14 palos y con uno solo, hacemos el 50% de los golpes del hoyo. La gente no se lo cree. Se lo tienes que explicar. A partir de ahí, ya saben que es más complicado.

Pepe Dávila, profesional de Golf, en el green del hoyo 9 de La Valmuza.

¿El buen jugador de golf es el que domina el putt?
Bueno… hay que ser completo. Pero, al final ves a jugadores que son muy buenos con el putt y están arriba. Otros, que, por el contrario, no lo dominan tanto y no están en los primeros puestos del ranking, porque el putt los traiciona. Para mí, el palo ganador es el putt. Hay un dicho que dice: ‘El drive da la gloria y el putt la victoria’. Y, es así.

¿Pone nerviosos el hoyo?
Yo creo que nos pone nerviosos la bola, que es demasiado pequeña. (Risas)

Si tuviera que elegir su palo ¿Cuál sería?
(Se lo piensa) El drive. Es en el que más confianza he tenido siempre, suelo ir muy derecho. Y, el peor, el putt. (Risas)

¿El golf es más mental o físico?
Tienes que tener las dos cosas. Si mentalmente estás bien, físicamente, también. Puedes tener un buen físico que, si la mente te traiciona, no te sirve de nada. Pongo el ejemplo de Tiger Woods. Él salía al campo y parecía que estaba dentro de una burbuja. Era él, el campo y la bola. No veía si había público o no. Le iba muy bien. Lástima que tuviera sus problemas y accidentes…

La mente…
Eso es. Se le fue.

Pepe Dávila, profesional de Golf. saliendo del bunker.

En su época, ¿ya se hablaba de psicólogos deportivos?
Muy poco. La verdad es que nosotros no los hemos tenido. Tampoco te creas que había preparadores físicos, los tenían muy pocos profesionales del golf. Ahora, si que se preparan todos los jugadores en ambos campos.

¿Eran autodidactas incluso en la preparación física?
Sí. Los últimos años, antes de dejar de jugar en el Circuito Europeo donde estuve diez años jugando, me preparé físicamente, porque encontré una persona que jugaba al golf en mi campo y fue preparador físico del Real Madrid, por medio de él, me preparé un poquito. Estuve con él un par de años, los anteriores era practicar, practicar y practicar. Darle a la bola, físicamente no me preparaba.

No le arriendo la espalda y sus lesiones.
Si quieres que te diga la verdad, ahora mismo no le pego mejor a la bola, porque mi espalda y lumbares no me permiten hacer los giros que tengo que hacer. Si que noto que hay golpes que fallo por eso, si no creo que le pegaría mejor.

Machacaron mucho una parte del cuerpo y el resto lo olvidaron…
La espalda la tengo fatal.

Pepe Dávila, profesional de Golf.

Cuando terminaba un día de competición, ¿Como descansaba la cabeza?
Tratas de olvidar lo que has hecho durante la competición. Lo primero que hago es descansar un poco, comer, sobre todo si juegas por la mañana. Después, al campo de prácticas. Hay que tratar de olvidar siempre los golpes malos, pero vas a practicar. Antes de la salida iba a la cancha para calentar y después, volvía. Sobre todo, los días que tienes campeonatos de cuatro días. Ahora, juego el campeonato de España de Súper Senior y son tres vueltas.

¿Tiene las mismas sensaciones ahora que antes?
Sí. No voy a jugar por pasar una semana de vacaciones, voy a jugar porque me gusta jugar y competir. Quizá me lo debía de tomar de otra manera, quizá si fuera así, haría menos golpes. (Risas) Pero, no puedo, voy a competir y a ganar. Eso no significa que lo consiga, pero siempre hago lo mismo, al terminar voy a la cancha a dar bolas y bolas, hasta donde me permite la espalda. Luego voy a patear o aprochar. Tratas de olvidar la vuelta.

¿Para bien o para mal?
Sí, porque ya estás pensando en el día siguiente. Si no ha salido bien, tienes que pensar en recuperarlo. Si el día ha sido malo, es mejor olvidarlo. Si ha sido buen, estás eufórico y deseas que el día siguiente sea igual de bueno. Eso es el día a día que tienes cuando compites.

¿Como era su rutina de comidas durante la competición? Teniendo en cuenta que no siempre jugaban a la misma hora.
Si salgo tarde, trato de comer unas dos horas antes y suele ser pasta, porque haces la digestión más rápido y vas mejor. Trato de no llenar el estómago.

Luego se pasó a la enseñanza. ¿Cómo de gratificante es enseñar a un joven que quiere ser profesional?
Sacar a un jugador así, es tan satisfactorio como cuando ganas un torneo. De hecho, cuando lo ves jugar, te pones tan nervioso como cuando tú estabas en el campo. Tratas de ayudarle, sabes que no puedes, pero lo empujas mentalmente.

¿Tienes alguno en tu cartera?
Ahora mismo en La Valmuza está Diego Martín y casi, casi ya le pega como yo. Tiene 15 años y tiene mucho potencial. Mentalmente es muy bueno.

¿Ve que le gusta?
Muchísimo. El otro día estuve con él y al terminar me dijo: ‘Voy a ver si mi padre no tiene prisa y me deja un rato más’. Eso es muy bueno.

¿Qué frase, consejo le dice siempre?
Que disfrute jugando al golf. Lo más importante es que sea el mismo. Por ejemplo, en el caso de Diego, le digo que sea igual ahora, con 15 años, que cuando tenga 20, porque hay jugadores que se le sube a la cabeza rápido y no es bueno.

Ser profesional del golf es un trabajo…
Diario, diario, diario… igual que otro deportista o profesional de otra materia. He oído muchas veces decir que el golf es un deporte para viejos.

También es lo es, porque el fútbol o el tenis son disciplinas que no se pueden jugar con 90 años y al golf sí.
Eso es. Solo hay que cuidarse. Un jugador de futbol a los 40 años, incluso cuidándose, está de retirada, y un golfista profesional a los 40 está en plenitud. Es un deporte que te permite estar más años y la edad te da madurez para jugar. Además, puedes pasar a la competición senior o súper senior. Yo tengo 68 años y le pego a la bola.

¿Qué hay que tener para llegar a ser un campeón?
La primera cualidad es que sea muy bueno mentalmente.

Solo uno puede ser número uno, usted tuvo la suerte de jugar con Seve Ballesteros. ¿Qué destacaría de él?
Mentalmente era el mejor. Tanto es así, que cuando llegaba al tee del 1 y si jugaba un match, miraba al otro jugador, y yo decía: ‘Ya te ha ganado en el tee del 1’. Tenía una costumbre muy buena. Dejaba llegar al otro al tee del 1 y luego iba él. Veías al otro con la cara desencajada.

Jugaba con la psicología…
Sí. Lo hundía al otro. No siempre le funcionaba, le tocó competir con grandes profesionales como Nick Faldo, Bernhard Langer… Para mí, el número uno era Seve.

Pepe Dávila, profesional de Golf.

Se jubila. Normalmente, la gente juega al golf al jubilarse ¿Qué hará usted?
Jugar al golf. (Risas) Hasta que mis fuerzas me lo permitan.

¿Les dará alguna ventaja, al margen de la que les dé el hándicap?
No, ninguna. (Risas)

Si usted y yo salimos al campo, ¿saldría de blancas -profesionales- o de rojas -mujeres-?
Saldría de rojas, pero para ir a la par… y también me divierto más. (Risas)

Les da algún consejo a los jugadores amateur.
Tiro para casa, el primer consejo que vengan a disfrutar de La Valmuza. Sabiendo que los otros dos campos salmantinos, Villa Mayor y Zarapicos, son muy buenos. ¿Qué consejo daría? Que se diviertan mucho, para sufrir ya estamos los profesionales. (Risas)

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