Carlos Alcaraz ganó este domingo su segundo Us Open y el sexto grand slam de su carrera (tiene 22 años), ante el italiano Jannik Sinner, al que arrebata el cetro mundial del tenis.
Y lo hizo desde la excelencia, machacando a golpes a su rival, ofreciendo una exhibición de poderío y convicción (6-2, 3-6, 6-1, 6-4).
Estuvo suelto, rápido fino, preciso y con una potencia que le hicieron imparable. Estaba pletórico y no le aguantó ni siquiera el número uno del tenis hasta hoy, un cañonero despiadado, un témpano de hielo como el italiano, que parece inhumano, pero que se vio incapaz de frenar el vendaval que se le vino encima.
Alcaraz se mostro pletórico, consistente, sólido y convencido de que era capaz de todo, con una confianza que abrumó a su rival y acabó por desesperarlo, porque no encontraba la forma de neutralizar su tenis, con todo lo que eso conlleva.
Lo doblegó con un recital de palos y delicadezas llenas de precisión y grandeza, cada uno de los cuales le ayudaba a dar un paso hacia el título.
Todo le salía bien y eso alimentaba su seguridad inquebrantable, con una concentración y convicción que por momentos también le hacían parecer un témpano que sabía lo que buscaba y no estaba dispuesto a que nadie se lo arrebatara, ni siquiera el número 1 del mundo, a quien hoy por hoy solo puede doblegar el murciano.
Una final mágica que acabó con Alcaraz levantando su sexto grande y segundo US Open. Tremendo lo que hace y cómo lo hace.
