El Real Madrid ganó este miércoles la Copa del Rey ante un Barcelona que se bate en retirada, irreconocible e inofensivo, que fue incapaz de incomodar al conjunto blanco hasta el tiempo de descuento. Bale le dio el 19º título copero al conjunto blanco con un gol de antología.
Diez minutos necesitó el Madrid para encarrilar la final, aprovechando un error defensivo de su rival que Di María convirtió en el 1-0 con la colaboración de Pinto.
Hasta no hace mucho tiempo, todo lo que hacía el Barcelona tenía una intención, y en Mestalla parecía jugar a ver qué salía.
Sabedor de sus limitaciones actuales, el Madrid le cedió el balón al Barcelona tras el gol. Se replegó esperando un robo i un nuevo error para cerrar el partido. El Barça dominaba, pero no creaba ocasiones, mientras que Madrid dejaba hacer y era el que disponía de las mejores oportunidades.
Sin ocasiones
De hecho, pudo irse al descanso con un resultado abultado a su favor, pero dejo que el Barça llegara vivo con apenas un remate entre los tres palos, casi inofensivo como todo lo que hizo durante el partido.
Mientras el Barcelona se iba diluyendo ante la desidia de un Messi que ni trabajaba en defensa ni en ataque, el Madrid iba sumando ocasiones sin acabare de rematar a su rival, que pedía clemencia. Se apiadó de él al verlo tan inofensivo, y a la salida de un córner Bartra envió el balón a la escuadra y empataba el partido a falta de 23 minutos.
El Madrid, muy superior durante toda la noche, sólo tuvo que esperar la ocasión para cerrar la final y lo hizo Bale con una acción personal de altura. Recibió el balón en su campo, inició una galopada retando a Bartra, que no se atrevió a hacerle falta y el inglés se lo comió en cada zancada, hasta que se plantó ante Pinto y lo fusiló.
Con la Copa en su poder, el Madrid se atrincheró atrás los últimos minutos y a acabó pasando ciertos apuros (con un remate al palo de Neymar incluido) en un partido que pudo ganar por goleada.